«Las torres del olvido»: Adiós al mundo conocido

Esta novela de George Turner, con todas sus luces (importantes) y sus sombras (no faltan), resulta imprescindible para los lectores aficionados a la ciencia ficción. También lo es para los buenos lectores de todo tipo de literatura. Nuestro mundo destruido casi por completo

31 jul 2019 / 23:31 h - Actualizado: 31 jul 2019 / 23:40 h.
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Las torres del olvido (The sea and summer, 1987) presenta una distopía que se convierte en angustiosa y apabullante al parecerse a eso que tratamos de evitar actualmente y que no parece tener remedio. Aunque el objetivo de la ciencia ficción no es adivinar futuros y no se escribe buscando ese objetivo, en este caso, lo que ha ido sucediendo desde 1987 (año de publicación de la novela) se ha puesto del lado de la enorme capacidad de fabulación de Turner. Que la editorial Navona la incluyese en su colección ´Los ineludibles’ ya era buena señal.

Las luces de este relato se dejan ver en el planteamiento casi brutal de problemas explosivos como son un cambio climático en pleno apogeo; una crisis económica que acaba incluso con el dinero y, por supuesto, con el 90 por ciento de los puestos de trabajo en todo el mundo; y un desbarajuste social que divide a las personas entre infras y supras (personas que carecen de todo, los primeros; personas que tienen casi todo, los otros; al menos en apariencia).

Turner dibuja un mundo difícil, caótico, peligroso e injusto. Es el año 2040. Y en el relato brillan más luces. Los personajes se van dibujando con gran precisión para poder entender cada arista de ese universo tan complicado. La familia Conway, Bill Kovacs y el práctico y decisivo Nick, son fundamentales. Hay más aunque Turner los utiliza como puros actantes, es decir, son personajes diseñados para que iluminen a los principales.

La claridad expositiva, lo enormemente asequible de esta novela, hace que Las torres del olvido sea divertida en el 90 por ciento de su extensión.

Y todo eso a pesar de las sombras que salpican la novela de principio a fin.

Turner decide narrar la acción desde diferentes puntos de vista, pero lo resuelve de la peor forma posible. Es una idea excelente que si se lleva a cabo con una técnica adecuada resulta atractiva y efectiva. Turner lo que hace es encabezar esos cambios de narrador anotando el nombre del personaje que va a narrar esa parte. Solo eso. No diferencia las voces en cada caso. Sabemos que narra uno u otro por ese nombre escrito al principio del capítulo. Nada de construir campos semánticos propios del personaje, nada de trazar lo fundamental de cada logos. En esta novela todos hablan igual y, lo que es peor, piensan de forma similar.

Por otra parte, la carga ideológica es muy pesada y abarca el relato de principio a fin. Por ello, algunas zonas expositivas se hacen pesadas y todo se tiñe con el peso discursivo de una forma de narrar más cercana a la página semanal de cualquier partido político minoritario. La literatura y la injerencia autoral no suelen funcionar bien. Al contrario. Aunque, a decir verdad, termina ganando la batalla la literatura. Esto es lo bueno de Las torres del olvido.

Turner intenta construir un narrador apoyado aunque no termina la obra. Y eso es algo que no puede ocurrir en un relato. El actor y la arqueóloga que el lector encuentra en el inicio se convierten en una excusa para soltar ideología y dar forma al mensaje final de la novela.

La traducción de Jordi Gubern es deficiente. Rechinan expresiones y palabras. Son innumerables las formas expresivas que vamos encontrando página a página. Creo que es literal en exceso y eso no es buena idea.

Estados corruptos, injusticias, la naturaleza contestando a la agresión del ser humano, amor, amistad, valores intocables y un toque policial en el tramo final de la trama, convierten esta novela en apetecible y recomendable.

Navona siempre acierta con los títulos elegidos para esta colección.

Calificación: Muy, muy, interesante.

Tipo de lectura: A veces, reflexiva; a veces, ágil y dinámica.

Tipo de lector: Amantes de la ciencia ficción. Cualquier buen lector. Es literatura al fin y al cabo.

Personajes: Bien dibujados.

Argumento: El ser humano siempre termina saliendo adelante.

¿Dónde puede leerse?: En Australia. En lo alto de una colina, concretamente.