Anna Gavalda es una escritora que cuenta historias muy entretenidas, algunas de ellas muy graciosas; que vende miles y miles de ejemplares y poco más. Si alguien se acerca a sus obras esperando encontrar literatura de la buena está listo. Escribe libros con la corrección de un universitario, tiene ideas que podrían ser verdaderas joyas, pero lo deja todo a medias. Parece tener prisa por seguir vendiendo miles y miles de ejemplares.
Sus personajes no tienen profundidad (puestos a decir las cosas, ni son personajes ni son nada), la expresividad de sus textos hay que buscarla en los sótanos aunque casi siempre están vacíos, los diálogos son conversaciones graciosas o penosas y, en conjunto, la obra es una buena recopilación de anécdotas agradables que podrían ser una serie de televisión a poco que alguien quisiera.
Es el claro ejemplo (autora y obra) de cómo llegar a vender libros sin apenas hacer literatura. Eso sí, echen un vistazo cuando no tengan otra cosa a mano porque las historietas narradas les pueden ayudar a pasar el rato. Sólo eso.
Calificación: Flojita.
Tipo de lector: Cualquiera. Abstenerse los amantes de la buena literatura.
Tipo de lectura: Sencilla.
No sobran páginas. Sobra el libro entero.
Personajes: Lamentables.
¿Dónde puede leerse?: Es igual.