«¡Viva Vivaldi!»: Viva la música

Concierto de Philippe Jaroussky, encuadrado dentro del programa ‘Las voces del Real’, que resultó exquisito

06 oct 2020 / 09:21 h - Actualizado: 06 oct 2020 / 09:29 h.
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  • Philippe Jaroussky (contratenor). / Javier del Real
    Philippe Jaroussky (contratenor). / Javier del Real

El otoño se va instalando en la ciudad y ya van llegando esos momentos de reposo de manta, música y café. Es difícil construir un plan mejor que ese si el sol se acomoda en la pereza.

El Teatro Real de Madrid ofreció ayer un concierto estupendo. Se interpretaron arias y fragmentos de distintas obras de Antonio Vivaldi (1678-1741) que aprovecharon los cantantes para convertir la hora y cuarto de concierto en un momento más que agradable. Aunque el artista principal era el excelente contratenor Philippe Jaroussky, le acompañaban la soprano Emõke Baráth, la contralto Lucile Richardot y el tenor Emiliano González Toro, que cumplieron con creces. La música fue cosa de Le concert de la Loge una orquesta de instrumentos de época bajo la dirección musical del violinista Julien Chauvin.

«¡Viva Vivaldi!» (así habían llamado el concierto) resultó delicioso. Julien Chauvin quiso dejar claro que aquello iba a sonar a Vivaldi desde el primer momento. Y lo logró sin grandes problemas. Y, también, quiso dejar claro que el sonido de su violín sería el que marcara diferencias durante todo el concierto. Eso lo consiguió interpretando «Sovente il sole» de «Andromeda liberata», segunda pieza del concierto.

«¡Viva Vivaldi!»: Viva la música
Todos los cantantes junto a Le Concert de la Loge. / Javier del Real

Lucile Richardot estuvo muy bien. Es una cantante que domina la técnica vocal y se apoya en ella sin dudarlo. Emõke Baráth es una soprano explosiva con un timbre muy bonito y que se maneja bien en todo el espectro de su registro. Su mayor lucimiento llegó con la interpretación de «Armatae face et anguibus» de «Juditha Triumphans». El que menos lució fue el tenor Emiliano González Toro algo dubitativo al comenzar cada pieza y sin alcanzar gran brillantez en ningún momento.

Y el que triunfó fue el contratenor Philippe Jaroussky. El público madrileño le adora desde que debutó el año 2000. Todo lo que hizo lo hizo bien. En algunos tránsitos, logró que se estremeciese el público. La voz de este contratenor es una verdadera preciosidad.

El SARS-CoV-2 nos podrá arrebatar muchas cosas a las que estábamos acostumbrados, pero siempre nos quedarán las tardes de otoño; esas de manta y café. O en un teatro escuchando música.