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El 70,4% de los andaluces entre 35 y 60 años se sitúa en una clase social distinta de la de sus padres

Las clases sociales intermedias son predominantes en la estructura social de la población andaluza de 35 a 60 años, con un 54,9 por ciento

10 oct 2018 / 13:22 h - Actualizado: 10 oct 2018 / 15:40 h.

Un 70,4 por ciento de los andaluces entre 35 y 60 años se sitúa en una clase social distinta de la de sus padres, en un porcentaje que engloba tanto a aquellos que han tenido una movilidad ascendente como a aquellos que han vivido el proceso inverso, según los datos de la ‘Encuesta social 2017: movilidad social en Andalucía’ del Instituto de Estadística y Cartografía de la comunidad (IECA).

El objetivo general de la encuesta es conocer hasta qué punto los orígenes de los progenitores han configurado la posición en la escala social de sus hijos en las últimas generaciones.

Como se avanzaba en los datos publicados en junio, las clases sociales intermedias son predominantes en la estructura social de la población andaluza de 35 a 60 años, con un 54,9 por ciento. La clase intermedia femenina se concentra en ocupaciones de técnicos profesionales de apoyo y administrativos, mientras que en el caso de los hombres destacan las ocupaciones técnicas de grado medio, supervisión de trabajadores manuales y trabajos manuales cualificados.

Los datos definitivos confirman la senda apuntada en los datos avance, similar a la registrada en España y países del entorno. En la parte inferior de la matriz se encuentra aquella población que posee una clase social superior a la de su hogar de origen, la cual representa el 42 por ciento de los andaluces entre 35 y 60 años. El 28,4 por ciento de los andaluces en ese rango de edad se sitúa en una clase inferior a la de su hogar de origen.

La educación es un factor crucial en el análisis de la movilidad social: los datos definitivos confirman una alta movilidad educativa en Andalucía, donde el 68,2 por ciento de la población de 35 a 60 años ha alcanzado unos estudios superiores a los de sus padres. En el caso de los individuos con edades entre 35 y 50 años la cifra asciende casi al 69 por ciento, y es del 65 por ciento aproximadamente entre las personas de 51 a 60 años.

Los resultados detallados se estructuran en un total de 81 tablas que amplían la información disponible en relación con movilidad intergeneracional, estructura social en Andalucía y situación del hogar de origen de los entrevistados (cuando tenían 14 años).

Así, la población andaluza de 35 a 60 años con estudios universitarios está conformada en un 30,6 por ciento por hijos que proceden de hogares con estudios inferiores a los obligatorios. Sin embargo, observando la movilidad relativa según la situación de origen, el 67,7 por ciento de los andaluces entre 35 y 60 años con padres universitarios alcanzaron un nivel de formación similar, mientras que este porcentaje representa el 10,9 por ciento en el caso de andaluces hijos de padres con estudios inferiores a los obligatorios.

Este fenómeno de persistencia de las condiciones de partida en las clases o situaciones extremas --clase alta, clase baja, estudios universitarios, estudios inferiores a obligatorios-- es un aspecto presente en Andalucía y en los países del entorno.

En relación con la ocupación, el 24 por ciento de los andaluces de 35 a 60 años tiene la misma clasificación de ocupación que su padre, cifra que asciende hasta el 31,6 por ciento cuando se trata de hombres y desciende al 16,5 por ciento cuando se refiere a mujeres.

TRANSFORMACIÓN DE GÉNERO

La ampliación de resultados en relación con la situación de partida en la familia de origen cuando los encuestados eran adolescentes permite aproximarse a algunas de las transformaciones que Andalucía ha experimentado en las últimas décadas, como las de género. Así, se observa que la distribución ocupacional entre madres e hijas difiere significativamente: el 20,9 por ciento de las andaluzas de 35 a 60 años tiene como última ocupación trabajos no manuales de la administración del comercio, ventas y otros trabajadores de servicios, mientras que sólo un 4,7 por ciento de las madres ocupadas desarrollaban este tipo de actividades cuando las hijas tenían 14 años.

El 30,1 por ciento de los andaluces de 35 a 60 que residen en una provincia distinta a la de nacimiento se sitúan en una clase social alta, mientras este porcentaje representa el 16,1 por ciento en el caso de los andaluces de 30 a 65 años que residen en el mismo municipio de nacimiento.

Los andaluces no tienen una percepción alejada de la realidad estadística en relación con la movilidad social en Andalucía. El 50 por ciento de la población objeto de estudio considera que su situación ha mejorado respecto a la de sus padres y el 24,2 por ciento cree que tienen una clase social similar. El comportamiento según sexos es similar, siendo las mujeres algo más positivas, ya que un 50,8 por ciento considera que su situación ha mejorado, mientras este porcentaje representa el 49,2 por ciento en el caso de los hombres.