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Rastreando las altas capacidades

La Consejería de Educación, con un programa específico, cuenta con un protocolo para detectar niños con nivel intelectual por encima de la media

24 sep 2016 / 20:18 h - Actualizado: 24 sep 2016 / 21:31 h.
"Educación"
  • Fran, un niño con altas capacidades, en su casa. / Pepo Herrera
    Fran, un niño con altas capacidades, en su casa. / Pepo Herrera

Cuando en 2011 la Consejería de Educación diseñó un plan específico de actuación para la atención educativa del alumnado con altas capacidades intelectuales, en las aulas andaluzas había detectados como tales 1.600 escolares considerados superdotados. Este curso se atiende de forma específica a 12.159. No es que haya generaciones demográficas más inteligentes que otras. Es que ahora existe una sistematización para detectar a esos alumnos e incluso para buscarlos sin esperar a que un profesor o sus padres se den cuenta.

Y es que el concepto de altas capacidades intelectuales es también más amplio que el tradicionalmente usado de superdotado porque «aborda todas las dimensiones del desarrollo» del niño, explica el jefe de Servicios de Orientación Educativa y Atención a la Diversidad de la Consejería de Educación Manuel Vázquez.

De ahí que el plan diferencia tres tipos de altas capacidades: alumnado con sobredotación intelectual, con talento simple y con talento complejo. «Todos los alumnos con sobredotación intelectual tienen altas capacidades pero no todos los que tienen altas capacidades son superdotados», aclara Vázquez. Actualmente, entre los 12.159 escolares que reciben una atención específica por sus altas capacidades, el 59 por ciento presentan sobredotación intelectual, un 13 por ciento talento simple y un 28 por ciento talento complejo pero Vázquez subraya que precisamente este curso se está revisando el cuestionario inicial que se realiza a todos los padres y tutores cada año en el último curso de Infantil y en sexto de Primaria. Los expertos consideran que el que utilizan actualmente sirve sobre todo para detectar la sobredotación intelectual pero se escapan los otros dos casos, de ahí que porcentualmente sean más los niños catalogados como sobredotados cuando lo lógico es que sean más los que tienen talentos simples y complejos.

Estas pruebas puntuales que cada curso se realizan a los alumnos de 5 y 11 años son una de las vías para la detección de los escolares con altas capacidades. El cuestionario a padres y tutores permite ir descartando si bien a los estudiantes que superan una determinada puntuación según esos cuestionarios, se les hace un test de screaning homologado donde de nuevo, una puntuación que los expertos no desvelan para evitar trampas marca el límite a partir del cual se realiza una evaluación psicopedagógica completa a los alumnos que la superan para determinar «si presenta talento simple, complejo, sobredotación intelectual o nada, que también puede pasar aunque es una minoría». El test inicial a padres y tutores se hace en el tercer trimestre del curso con el fin de realizar las siguientes evaluaciones a principios del curso siguiente y a partir de ahí la evaluación individualizada de los alumnos que superen determinada puntuación. Así, los 12.159 alumnos que siguen ya un programa educativo para sus altas capacidades fueron detectados el curso pasado por lo que ahora mismo en las aulas puede haber más. Vázquez también subraya que un niño que a los 5 años no presentaba altas capacidades puede desarrollarlas a posteriori y en las pruebas de sexto de Primaria aparecer porque «la inteligencia está en constante desarrollo» pero también ocurre lo contrario, «no cristalizan» -en el argot de los expertos- por los estímulos que recibe del entorno o la falta de ellos y las actividades que hace, que influye aunque no son los únicos factores.

La otra fórmula de detección es que los profesores o progenitores detecten claramente que un niño muestra un desarrollo intelectual superior al resto porque «se aburre en el entorno escolar» o destaca especialmente. En ese caso, la primera medida es ponerle tareas más avanzadas y si aún así sigue mostrando una capacidad superior, se le realiza la evaluación psicopedagógica y en función de los resultados se inicia la atención individualizada.

Una vez detectadas las altas capacidades de un alumno y la tipología de éstas, en el sistema educativo andaluz se aplican distintas medidas que van desde programas de enriquecimiento que no sacan al niño de su curso y clase pero de forma más o menos puntual se le ofrece una visión distinta de los contenidos que se abordan a adaptaciones curriculares por las que se imparten al alumno contenidos de un curso superior, paso previo a la «flexibilización del proceso de escolarización» por el que se le salta de curso, una dinámica que se llega a realizar hasta el Bachillerato.

El Ministerio de Educación oferta unas becas para las familias con hijos con altas capacidades destinadas a llevar a éstos a actividades y cursos específicos dirigidos no sólo a fomentar esas altas capacidades sino también a paliar dificultades que suelen presentar en otros ámbitos, «sobre todo en habilidades sociales». Por su parte, la Junta tiene en marcha el Programa Andalucía Profundiza que no sólo va dirigido a alumnos con altas capacidades sino a todos aquellos «especialmente motivados» y que ofrece actividades extraescolares de investigación. «Suelen apuntarse muchos escolares con altas capacidades».

Curiosamente, los datos revelan un «sesgo de género” en el alumnado evaluado y reconocido como con altas capacidades en Sexto de Primaria con un claro predominio de chicos pese a que el rendimiento académico suele ser superior en las chicas. Vázquez explica que obedece a que «en la etapa adolescente, las niñas tienden a ocultarse» por lo que no hay menos niñas superdotadas sino que lo evidencian menos.