Alegato a la memoria de José Couso

La compañía Vuelta de Tuerca sube al escenario del CICUS su última obra, cuyo objetivo es mantener viva la reivindicación de justicia para José Couso.

20 mar 2021 / 08:34 h - Actualizado: 21 mar 2021 / 13:15 h.
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Han pasado 17 años desde que el ataque de un tanque estadounidense acabara con la vida del cámara de Telecinco José Couso. Un crimen que su familia todavía está esperando que sea reconocido como tal. Esta obra de teatro, de la compañía ‘Vuelta de Tuerca’, se encarga de recordar su figura con un monólogo tan conmovedor como valiente que se dirige, con éxito, a remover nuestras consciencias.

Lo primero que llama la atención de este monólogo es la dramaturgia, construida como una suerte de frases sueltas que comienzan con la palabra “no”, un adverbio que adquiere aquí una dimensión simbólica. Y es que, desde un principio tanto el Gobierno como la Justicia española se negaron a considerar el ataque como un crimen. Así, aunque en 2005 abrió diligencias para detener a los tres militares implicados, un año más tarde la Sala de lo Penal de este juzgado archivó las diligencias, ratificando su calificación de “acto de guerra”, algo así como unos “daños colaterales” que no eran susceptibles de ser castigados. La familia recurrió al Tribunal Supremo, que estimó el recurso, y el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz reactivó la orden de captura en 2007, pero la Sala de lo Penal volvió a revocar esta decisión bajo el argumento de carecer de jurisdicción, por tratarse de una acción de guerra en territorio iraquí. No obstante, ante la insistencia de la familia, el juez Pedraz volvió procesar a los militares en 2009. Y aunque en 2011 lanza otra orden de búsqueda y captura contra ellos, lo cierto es que a día de hoy los culpables todavía no han sido procesados.

Cabe resaltar que además de la función simbólica el adverbio sirve también para dotar de continuidad a las frases sueltas que conforman el texto, una suerte de soliloquio impregnado de poesía que, poco a poco, nos va contando los sucesos más significativos de la vida del cámara malogrado. La actriz deja caer cada una de estas frases mientras camina por el escenario envolviéndose con el espacio sonoro de Beatriz Vaca, que interactúa con ella en directo enmarcando el discurso con una composición musical tan rotunda como inquietante y emotiva. Una emoción que llega a su culmen en la escena final, cuando la actriz se mete en la piel de uno de los compañeros que asistieron a José y nos cuenta en primera persona cómo intentaron salvarlo.

Hasta ese momento en la interpretación de Marta Alonso primaba la contención y la medida. Las palabras salían de su boca como una invocación, como si procedieran directamente de la memoria de las personas que habían formado parte de la vida de José. Pero en la escena final su personaje se humaniza hasta transmitirnos la brutalidad del crimen sin escatimar en detalles, dejándonos el corazón encogido con una magistral actuación.

Lástima que, en su afán de ofrecer una puesta en escena contemporánea, hacia mitad de la obra el director opta por incluir un juego de cámara en directo que ralentizan el ritmo y llena el escenario de unos juguetitos que restan crudeza al relato.

Obra: El fuego amigo

Lugar: CICUS 18 de marzo

Compañía: Vuelta de Tuerca

Dramaturgia y dirección: Juanma Romero Gárriz

Espacio sonoro: Beatriz Vaca (Narcoléptica)

Interpretación: Marta Alonso

Calificación: ***