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Interpretación de la pieza ‘En vano’, de la compañía sevillana Danza Mobile. / El Correo -
Meter la calle dentro de un escenario es una tarea complicada, de las que gustan al arte. Por eso, la compañía Danza Mobile lo va a hacer esta semana que entra trasladando al interior de la sala sevillana La Fundición un espectáculo que ya lució al aire libre, y que lleva por nombre En vano. Un título que encierra un par de sentidos y con el que la entidad vuelve a dar salida una vez más a su propósito fundacional: trabajar para el desarrollo integral de las personas con discapacidad a través de las distintas vertientes del arte.
Meter la calle dentro de un escenario también habla de superación, otro término que explica las actividades de la compañía sevillana y a los que se suman discapacidad, arte, participación social e inserción laboral. He aquí, como indican los responsables del asunto, «algunas de las piezas fundamentales de un puzle que Danza Mobile se propuso armar en 1995 a través de un proyecto con el que crear un espacio en el que se uniesen el mundo de las artes y el de la discapacidad».
La cita del próximo martes a las 20.30 en La Fundición (calle Habana, detrás de la Puerta de Jerez) coloca a la compañía Danza Mobile en colaboración con Íncubo Teatro, para estrenar la versión para sala de un espectáculo que gira en torno a un curioso elemento escenográfico. Después de su estreno como pieza para calle, dentro del ciclo Espacios singulares del Mes de Danza –Festival Internacional de Danza Contemporánea de Sevilla, celebrado el pasado mes de octubre–, en esta ocasión podrá verse una versión ampliada para teatros.
En esta nueva creación de danza inclusiva, que parte de una escultura de madera diseñada por el artista Emilio Parrilla Muñoz, ha sido ideada y coreografiada por Arturo Parrilla. En la pieza intervienen también el coreógrafo y profesor Manuel Cañadas y dos intérpretes con discapacidad del Centro de Creación de Danza Mobile, José Manuel Muñoz y Jaime García. Además, cuenta con música original (El viaje de Naftule) de Emilio Parrilla García-Pelayo.
La idea que ha movido desde el principio este proyecto es la de habitar los espacios que surgen de una obra escultórica. Aquí, lo que interesa del objeto son los huecos que hay en él. O sea, pura sugerencia. Un vano, como recuerdan desde la entidad, es un hueco libre por el que cruzar a otro lugar, o desde el que observar qué hay al otro lado del muro. Un vano puede ser por tanto una promesa, una pregunta, una decisión o un retrato. También una puerta hacia fuera o hacia dentro. Y vano es también lo ineficaz, lo inútil, lo inoperante, lo infructuoso. Cuántos pequeños pensamientos, vivencias o visiones cargadas de fuerza y de belleza permanecen en la intimidad de una persona quedando inadvertidas para la mayoría. Pues de todo eso va este espectáculo que suma lo social a lo cultural y viceversa, intentando que no sea en vano.
