Cine

El ascenso de Skywalker: trepidante pero sin brío ni fuerza

Era inevitable, la tercera parte de la última trilogía de la conocida serie galáctica tenía que llegar. Y lo ha hecho para concluir lo que se había venido gestando en las dos películas anteriores

22 dic 2019 / 14:32 h - Actualizado: 22 dic 2019 / 14:36 h.
"Cine"
  • El ascenso de Skywalker: trepidante pero sin brío ni fuerza

Star Wars: El ascenso de Skywalker *

Estados Unidos 2015 152 min.

Dirección J.J. Abrams Intérpretes Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Mark Hamill, Carrie Fisher, Oscar Isaac, Harrison Ford.

Ciencia-ficción

Era inevitable, la tercera parte de la última trilogía de la conocida serie galáctica tenía que llegar. Y lo ha hecho para concluir lo que se había venido gestando en las dos películas anteriores. Al fin se nos va a desvelar el origen de la chatarrera Rey, su destino y los del piloto Finn, los del malvado Kylo Ren, del androide BB-8 y los de los conocidos Chewbacca, Leia, R2-D2 y C3-PO.

Para tamaño acontecimiento se ha vuelto a contar en la dirección con el considerado J.J. Abrams, realizador que consiguió refrescar la saga con El despertar de la fuerza (2015) y coautor del libreto junto a Chris Terrio, afamado guionista que obtuvo un Oscar por Argo (2012).

El reto esta vez consistía en finiquitar el bucle que llevamos arrastrado en ocho capítulos, que su resolución no molestara a nadie, y que de paso llenara las insaciables arcas de la todopoderosa Disney. Para ello ni Abrams ni Terrio han dudado en emplear las armas que tenían a su disposición. Por eso les ha dado igual utilizar la fuerza o el lado oscuro a su gusto para lograr sus fines, el caso es lograr que la cosa moleste lo menos posible a la legión de fans. Si en las películas anteriores junto al espectáculo y al divertimento se podían hacer análisis sesudos, analogías y atisbar alusiones políticas y filosóficas, esta vez ni se encuentran ni se las espera, en el texto han primado lo primero y la explicación de lo que acontece sobre cualquier otra cosa. De poco ha servido pues la unión de los dos talentos porque el resultado ha dado lugar a más de lo mismo, pero a peor: batallas galácticas, trepidantes persecuciones, intento de reconciliaciones familiares, fantásticas e incongruentes invenciones, y la sempiterna explicación de la lucha del bien contra el mal, los matices esta vez se han quedado fuera. Poco aporta al ideario igualitario que la protagonista sea una mujer blanca, atlética y bien parecida frente a un universo mayoritario compuesto por una población heterogénea, rica y diversa. Visualmente es espectacular, a estas alturas es lo mínimo que se le exige, de hecho no han ahorrado en efectos especiales y sonoros. Tiene a su favor que sigue aprovechando bien la música de John Williams, aunque excesiva, pero aún así, es de lo poco disfrutable de toda la función.