El Año Murillo arranca el próximo 28 de noviembre, a las 20.30 horas, con un gran concierto de Jordi Savall en el Teatro de la Maestranza, uno de los violagambistas más reconocidos en todo el mundo, que ha creado para la ocasión un programa inspirado en la vida y el tiempo de Murillo que interpretará junto a la Capella Real de Cataluña y Hespèrion XXI. El espectáculo repasará acontecimientos como el nacimiento del pintor, la marcha de Velázquez a Madrid, el viaje a la capital de Murillo, sus primeros encargos importantes, su matrimonio con Beatriz de Cabrera y la epidemia de la peste, entre otros. Para Savall, Murillo es un pintor que transmite «una emoción que pocos artistas han sido capaces de lograr. Sus obras condensan una reunión de emoción y espiritualidad que sólo grandes maestros como él y Caravaggio han culminado. Se trata de llevar la fuerza de las personas humildes, con toda su humanidad y su tragedia, a las imágenes religiosas. En ningún otro momento de la pintura lo humano y lo divino se dan la mano como lo hacen en los lienzos del maestro sevillano», dice.

Para crear este programa, Savall, que considera que la música es también una forma de pintura, se ha inspirado en la biografía y la obra de Murillo. El proyecto es «un lienzo musical de la épica narrativa y de la vida y el tiempo del artista», sostiene el concertista. «Me he basado mucho en mi carrera en libros de Kandinsky en los que habla constantemente de música y, por otra parte, uno de mis trabajos más personales es Las lágrimas de Caravaggio, en el que puse melodía a siete pinturas».

Además, Savall entiende que la pintura es una de las artes más perfectas, pues no necesita de ningún intermediario: «El artista y la obra nos hablan con toda su fuerza sin requerir nada más y eso es maravilloso». Si Murillo fuese una partitura, resuelve, estaríamos ante «una obra polifónica en la que se integran las voces de su cultura y su ciudad, de todos esos personajes que él transforma en divinidades». Su gran fuerza, su mirada innovadora, insiste, «reside en convertir a aquellos seres que conoció y con los que se cruzó por las calles de Sevilla en imágenes de la Biblia».

«Los artistas no vemos nunca la realidad tal cual es sino a través de nuestros prejuicios, de nuestra educación, de nuestra sensibilidad. Es importante que nos replanteemos la forma rompedora en la que se enfrentó a la realidad un genio como Murillo».