Juan Requena o el toque flamenco fino

Quizás no haya habido nunca tantos y tan buenos guitarristas como hay en la actualidad

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
10 abr 2015 / 12:50 h - Actualizado: 10 abr 2015 / 12:54 h.
"Flamenco","La Gazapera","Paco de Lucía"
  • Juan Requena es un guitarrista muy conocido y apreciado en Sevilla, donde gusta el toque de calidad. / Ana Palma (DeFlamenco.com)
    Juan Requena es un guitarrista muy conocido y apreciado en Sevilla, donde gusta el toque de calidad. / Ana Palma (DeFlamenco.com)

Cuando hablamos de la evolución del arte flamenco casi siempre nos solemos referir al avance de la técnica en cualquiera de sus tres disciplinas: cante, baile o toque. Hay quienes dicen que en lo referente a la guitarra es la faceta que más ha evolucionado en técnica, aunque suelen añadir que se ha ido perdiendo el sabor, el pellizco y el duende, eso tan difícil de entender si no es desde la subjetividad. A un aficionado puede llegarle un guitarrista y otro no, aun siendo muy parecidos.

Ramón Montoya y Sabicas fueron dos de los primeros guitarristas que revolucionaron el toque flamenco y ambos eran gitanos y no andaluces, sino de Madrid y de Pamplona, respectivamente. El avance que experimentó la guitarra flamenca con ellos fue espectacular tanto en la faceta de acompañamiento como de concierto. Todavía se hacen mecanismos y se tocan falsetas de ellos. Igual que ocurre con el Niño Ricardo, sevillano, el otro gran creador del pasado siglo.

Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar y Serranito son los principales herederos de esa escuela y la base del toque de hoy en día, sin olvidarnos de otros guitarristas de menor relevancia pero fundamentales también en la construcción del toque flamenco.

Quizás no haya habido nunca tantos y tan buenos guitarristas como hay en la actualidad. Uno de ellos es el malagueño Juan Requena, de enorme prestigio ya en la faceta de acompañamiento tanto al cante como al baile. No nos ha sorprendido la calidad de Arroyo de la Miel, la obra que acaba de poner en el mercado, porque le habíamos escuchado muchas veces tocando solo y conocíamos ya su enorme técnica y esa manera tan elegante y sobria que tiene de tocar el flamenco. Y de componer, que ahí es donde se ven los grandes músicos.

Son nueve piezas de una enorme calidad en el terreno de la ejecución y en el de la composición. Hay que destacar su gran personalidad y, sobre todo, esa rara cualidad de que te transporte a lugares con su toque, por ejemplo, en la granaína, Nazarí, en la rondeña, Arroyo de la Miel, o en la taranta, Dolores.

No ha sobrecargado la obra con arreglos y los que tiene no interfieren para nada en su toque, un toque elegante, de pulsación suave y segura, sin dar guitarrazos. Y con composiciones tan deliciosas como la bulería, Mambrú, la colombiana, La caliqueña, y las alegrías, Campo del sur. No se lo vayan a perder.