Los vampiros sobrevuelan Sevilla

CaixaForum acoge la exposición Vampiros, la evolución del mito, un recorrido cinematográfico a través de la leyenda de los hijos de la noche

Julio Mármol julmarand /
09 jul 2021 / 04:00 h - Actualizado: 08 jul 2021 / 21:45 h.
"Crisis","El tiempo","Moda","Vampiros","Sida","Entrevista"
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No salgas al caer la noche. No le abras la puerta a los desconocidos. Teme, incluso, a los más allegados. Cualquiera de ellos, muy a su pesar, podría hacerte daño. Y entonces, tú podrías hacérselo a cualquier otro. Consejos así no son extraños para ningún lector contemporáneo: los habrá oído hasta la extenuación durante el último año. Y, en caso de haber recurrido, para distraer el tiempo, a una de las cientos de películas y novelas sobre vampiros, se habría topado con ellos de nuevo. Los vampiros nunca pasan de moda porque el terror que representan es inmortal.

Matthieu Orléan, comisario de la exposición Vampiros, la evolución del mito, recuerda cómo estos monstruos abandonan sus criptas cuando el pánico se ha adueñado del exterior: al calor terrible del sida, de la guerra fría o de la crisis económica de 2008 se han producido múltiples películas sobre vampiros, con lo que Orléan se pregunta si este fenómeno no se repetirá, de nuevo, tras el coronavirus.

Mientras tanto, y siempre bajo la luz del sol, pues la exposición cierra a las ocho de la tarde, los sevillanos podrán adentrarse en los rojos pasillos del centro cultural Caixaforum, donde se exhiben más de doscientos objetos, pertenecientes a películas sobre vampiros tan celebradas como el Nosferatu de Herzog o el Drácula de Coppola, que permitan dilucidar cómo estas criaturas, pese a no morir jamás, no han dejado de cambiar con el paso de los años: poco hay del Nosferatu terrible y repulsivo de Murnau en Louis de Pointe du Lac, interpretado por Brad Pitt. A este último, desde luego, las ventanas se le cerrarían con menor entusiasmo al caer la noche.

Entre la memorabilia vampírica, destacan los vestidos que Tom Cruise y Kirsten Dunst llevaron en Entrevista con el vampiro, o la máscara y las garras con que se ataviaba Klaus Kinski para transformarse en Nosferatu.