Marín reza bailando

Andrés Marín estrenó ayer en Sevilla su Vigilia Perfecta, una suerte de liturgia dancística que dialoga con la arquitectura en el Monasterio de la Cartuja, sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo

05 oct 2020 / 04:30 h - Actualizado: 05 oct 2020 / 04:30 h.
"Bienal de Flamenco"
  • Marín reza bailando

La Sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo es un singular enclave. Allí la arquitectura almohade y el arte contemporáneo se dan la mano en un entorno natural que remite al recogimiento de los monjes cartujanos, que habitaron este lugar durante varios siglos. Se trata, por tanto, del espacio perfecto para esta propuesta de Andrés Marín, una suerte de liturgia dancística con la que el artista se propone dialogar sobre lo efímero y lo necesario.

No es la primera vez que vemos un diálogo entre la danza y la arquitectura en el Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, el ‘Mes de danza’ ha habitado ese espacio con multitud de propuestas de danza contemporánea. Pero sí es la primera vez que La Bienal, de la mano de Andrés Marín, nos convoca en este espacio patrimonial con un espectáculo que nace, más que con la intención de explorar, del propósito de compartir con los espectadores el proceso creativo. Por desgracia el público no pudo compartir de forma presencial todo el proceso. Pero eso sí, tuvo la oportunidad de seguirlo en streaming ¡Benditas sean las nuevas tecnologías en tiempos de pandemia!

En alianza con el artista José Miguel Pereñíguez, que ha creado para él los elementos escenográficos, Marín divide esta obra en siete piezas cortas de baile y una larga a manera de síntesis, que coinciden con las horas de rezo de los monjes cartujanos: Maitines, Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completa.

Así, desde las 6 de la mañana hasta las 21h. el creador sevillano y su singular rezo dancístico van de la Sala Capitular y el Claustrillo Mudéjar, a la Capilla de Afuera, la Alberca frente a la Cruz de los Ladrones, la capilla de San Bruno y el Callejón de los Legos, para terminar ante el público en un escenario al aire libre que tiene como telón de fondo las chimeneas de la antigua fábrica de Pickman.

Allí el creador nos brindará algunos fragmentos de esa curiosa liturgia en la que ha estado acompañado por los saxofones de Alfonso Padilla, la percusión flamenca de Daniel Suárez, la marimba y percusión de Curro Escalante, el artista sonoro Francisco López y la bailarina Lucía Vázquez. Todos ellos, menos Lucía, le acompañarán también en directo. La imagen de la bailarina sevillana se funde con la bruma de la hora de Laudes, cuando Andrés camina por el empedrado de las huertas y ella le sigue en puntas, casi como un fantasma. Un momento sobrecogedor al que le seguirán otros muchos, como el de la Alberca en la que Andrés con la cara tapada con su pelo entabla una danza tan introspectiva como etérea; o la pieza de la hora Prima, en la que Marín homenajea a Samuel Beckett bailando con Lucía en la Capilla de Afuera, con un aspirador tipo rumba dando vueltas por el suelo dificultando la interacción entre los dos, que bailan al compás de la percusión que el músico toca a los pies del altar, de espaldas y con un traje que remite al hábito de los monjes, aunque con un toque surrealista. Un surrealismo que dominará también la pieza en la que Marín bailará la versión de ‘El pastor bobo’ de Morente.

Ya en el escenario, Andrés nos mostrará el resultado de su proceso creativo, aunque más que elaborar una obra cerrada se centra en el proceso. De ahí que en esta hora de Completas el bailaor y coreógrafo sevillano, en vez de reproducir fielmente todo lo vivido, siga explorando con su cuerpo en movimiento al compás de la música contemporánea del saxofón y los teclados, la percusión y el cante flamenco de Cristian de Moret, que asumió con maestría el reto de poner el quiebro flamenco de su voz al servicio del baile del maestro. Se trata de una obra compleja, introspectiva y con muchos símbolos, cuya comprensión necesita de un cierto conocimiento previo, y aunque el diálogo que Marín entabla con el espacio en las piezas cortas alcanza momentos sublimes, en directo no acaba de pellizcarnos hasta el final, cuando nos demuestra su absoluto dominio del flamenco, que él baila con estilo propio. Lástima que, por la disposición de las sillas, y la poca altura del escenario, una gran parte del público no pudiera disfrutar del espectáculo como se merecía.


Obra: La Vigilia Perfecta

Lugar: Monasterio de la Cartuja/Bienal de flamenco, 3 de octubre

Coreografía, baile dirección artística y musical: Andrés Marín

Colaboración artística: José Miguel Pereñíguez

Artista invitada al baile: Lucía Vázquez

Cante: Cristian de Moret

Saxofones: Alfonso Padilla

Percusión flamenca: Daniel Suárez

Marimba y percusión: Curro Escalante,

Artista sonoro: Francisco López,

Calificación: ****