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Pablo Remón entre el drama y la comedia negra

El Teatro Central trae a Sevilla la última propuesta de Pablo Remón, una comedia mordaz y comprometida avalada por la producción de 'Teatros del Canal'

26 oct 2019 / 16:18 h - Actualizado: 26 oct 2019 / 16:24 h.
  • Pablo Remón entre el drama y la comedia negra

Obra: Los Mariachis

Lugar: Teatro Central, 25 de octubre

Compañía: La abduccion

Texto y dirección: Pablo Remón

Intérpretes: Luis Bermejo, Francisco Carril, Francisco Reyes y Emilio Tomé

Calificación: ***

Cuatro personajes perdidos en uno de esos pueblos de lo que se ha dado en denominar “la España vacía”. Es el punto de partida de esta última propuesta de Pablo Remón, una suerte de comedia negra que acaba derivando en un drama con tintes de denuncia social.

Además de la típica agrupación de música tradicional mejicana, se denomina también como “mariachis” a los accionistas de las SICAVS (Sociedades de inversión de capital variable) que en realidad son ficticios, ya que solo prestan su nombre para cubrir el cupo que necesita la sociedad para constituirse. Además de eso, “Los mariachis” es también el nombre de la peña que unía a los cuatro personajes de la obra en su infancia y adolescencia. De ahí el título, que además de denunciar a la corrupción política como un derivado lógico del capitalismo, se adentra en la realidad social de toda una generación a la que se le vendió que podían llegar a cumplir sus sueños aunque nunca se cumplieron. Solo uno logró salir del pueblo y triunfar, a lo que es lo mismo, salir de la pobreza para formar parte de la clase media alta, pero es el político corrupto.

La dramaturgia se construye con un entramado de lo que en lenguaje cinematográfico se conoce como flashback, una serie de saltos en el tiempo que nos van contando la historia como si de un rompecabezas se tratara. El texto desprenden humor y comicidad y llama la atención por su agilidad, más propia del lenguaje de la televisión o del cine que del teatro, lo que no es de extrañar, teniendo en cuenta que Pablo Remón también es guionista cinematográfico. Los personajes están bien caracterizados y se definen mediante la palabra, a través de los diálogos. Pero los saltos de las coordenadas espacio-temporales que construyen la estructura de la dramaturgia no logran conformarse como un todo y delimitan un ritmo bastante irregular que decae bastante en la escena final, que por otra parte deriva en un discurso un tanto evidente cuyo dramatismo no casa con el resto de la obra.

La puesta es escena, en su empeño por esa estética de lo feo entre el naturalismo y el arte conceptual, resulta un tanto pobre, lo que no deja de ser un desperdicio teniendo en cuenta que la obra cuenta con la producción del 'Teatros del Canal' (Centro escénico de la Comunidad de Madrid) Y es que Remón, siguiendo la estela de Tolcachir y Veronese, se empeña en destacar por encima de todo el texto y su interpretación, que desde luego es lo mejor de la obra. Tanto Francisco Carril como Francisco Reyes y Emilio Tomé derrochan dominio, talento y vis cómica, aunque quien de verdad se luce es Luis Bermejo con una actuación que raya la excelencia.