Riqueni al calor de su afición

Riqueni y la Real Orquesta Sinfónica cierran el ciclo de flamenco en la semana de “la no Feria”

25 abr 2021 / 10:39 h - Actualizado: 25 abr 2021 / 10:50 h.
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Aunque ahora nos parezca mentira, hace tan solo algunas décadas la imagen de un músico flamenco tocando con toda una orquesta era algo impensable. Y aunque a estas alturas del siglo XXI guitarristas flamencos de la talla de Manolo Sanlúcar o Vicente Amigo, entre otros, hayan recorrido ya esa senda, ver a un guitarrista flamenco acompañado de la Sinfónica de Sevilla, todavía nos emociona y despierta nuestro interés. Pudimos comprobarlo ayer con Riqueni y su ‘Suite Sevilla’ en el Teatro Maestranza.

Una vez sentados los músicos Riqueni apareció en escena, con un llamativo traje granate, de la mano de Manuel Bustos, responsable de la Orquestación y la dirección musical. Y desde ese momento el público, que congregaba algunos artistas de la talla del pianista Dorantes o la bailaora Manuela Carrasco, se entregó a su música con un respetuoso silencio que solo se rompía, con un caluroso aplauso, cuando Bustos paraba su batuta.

Y es que, si hay un artista de la guitarra que despierte entre sus seguidores una admiración incondicional, ese es Riqueni. Claro que, por lo general, no suele decepcionarles. No en vano sus composiciones desprenden sensibilidad, ternura, calidez, colorido y fantasía creativa. Sin embargo, en esta versión orquestada de su Suite Sevilla su música no acaba de brillar como se merece. Y es que, durante más de la primera mitad de la obra, la guitarra se limita a intervenir de vez en cuando con algunos punteos y fraseos con los que el maestro no llega a lucirse.

Así, aunque como era de esperar nuestra Sinfónica alcanzó el alto nivel de interpretación al que no tiene acostumbrados, se echó de menos un poco más de protagonismo de la guitarra flamenca. Por fortuna, al final la Orquesta dejó solo a Riqueni para que nos brindará unos toques por soleá y por granainas y un tema de su disco, ‘Parque de María Luisa’, Cogiendo Rosas, que se quedaran para siempre grabados en nuestra memoria. Con solo esos tres temas el maestro consiguió emocionarnos hasta saltarnos las lágrimas, demostrándonos que el arte es sanador y absolutamente necesario.