Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés rayando lo sublime

Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés cerraron por todo lo alto el pasado viernes el Festival de las Tres Culturas con un recital tan genial como comprometido

27 jun 2021 / 10:29 h - Actualizado: 27 jun 2021 / 11:36 h.
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Promovido por la Fundación Tres Culturas Mediterráneo, junto a la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y la colaboración de la Fundación La Caixa, el Festival de las Tres Culturas parte del propósito de dar visibilidad al legado musical de las tradiciones sefardí y andalusí y su convivencia con el flamenco. Han sido solo tres conciertos, pero se podría decir que han cumplido plenamente su objetivo. Tanto Ana Alcailde, representante de la música sefardí, como Iman Kandoussi y su música andalusí, dieron buena cuenta de su calidad interpretativa y su compromiso con la tradición musical de sus orígenes culturales, al igual que Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés, dos artistas en estado de gracia que esa noche engrandecieron al flamenco.

Comenzaron el recital con 'Chiquelin' un tango argentino que Enrique Morente cantó por bulerías. Fue un comienza suave, aunque dejaba entrever lo que iba a ser el resto del recital, esto es, un diálogo entre el cante y la guitarra comprometido y genial. Lo vislumbramos ya en el cante por tarantas que Rocío enlazó con 'La elegía a Ramón Sijé' de Miguel Hernández, con la que de nuevo homenajeó a Morente. También con el poema de Antonio Orihuela, medio cantado medio recitado, cuya letra denuncia los males del capitalismo. La sonanta de Miguel Ángel Cortés sonaba rotunda y colorida a un tiempo, siempre atenta a seguir a la cantaora, marcándole el tempo que ella necesita para colmar de melismas y florituras sus cantes, como las rondeñas de Menese con las que, además de elevar el tono reivindicativo, se atrevió con unos agudos imposibles que por poco resucitan al maestro de La Puebla.

Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés rayando lo sublime

A partir de ahí, el público no dejó de vitorearla en todo momento, dedicándole toda una gama de oles y unos sentidos aplausos al término de cada cante, que en la voz de Rocío y el toque de Miguel Ángel brillaron más que la luna llena que presidía el firmamento.

No podía ser de otra manera teniendo en cuenta el poderío y la alegría de los caracoles, la rotundidad de la serrana de Silverio, que culminó con un colorido cante por fandangos abandolaos; la riqueza melódica de la Petenera; los tangos de Lebrija y de Granada con los que la cantaora resaltó la grandeza de su compañero; las guajiras repletas de sabrosura, los cuples por bulerías: 'Me embrujaste' y 'Se nos rompió el amor' que nos dedicó al final del recital, y la seguiriya, un cante que la voz de Rocío y la guitarra de Miguel Ángel colmaron de grandeza y solemnidad hasta rayar lo sublime. Al final del recital el público en pie aplaudía y vitoreaba a rabiar, y los artistas tuvieron a bien brindarle un bis: dos fandangos que acabaron con el himno a la tolerancia, el respeto y la compresión de Julián Estrada. Un final rotundo para un emotivo y hermoso recital que en estos aciagos tiempos de pandemia agradecemos por partida doble.

Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés rayando lo sublime