Una asignatura pendiente con el genial cantaor sevillano Manolo Caracol

El próximo día 24 se van cumplir 44 años de la muerte de un genio del cante, Manolo Caracol

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
17 feb 2017 / 09:36 h - Actualizado: 17 feb 2017 / 09:37 h.
"Flamenco","La Gazapera"
  • El cantaor Manolo Caracol con Lola Flores. / El Correo
    El cantaor Manolo Caracol con Lola Flores. / El Correo

El próximo día 24 se van cumplir 44 años de la muerte de un genio del cante, Manolo Caracol. Aunque parezca increíble, aún no existe una buena biografía sobre el cantaor sevillano de la Alameda de Hércules. José Blas Vega andaba en ello, pero murió sin verla publicada, lo que no quiere decir que no la acabara y que salga a la luz un día de estos, algo que sería fundamental para conocer todo lo relacionado con un cantaor que revolucionó el género.

En la vida de Manolo Caracol hay cosas que nunca se han contado y que algún día habrá que contar. Cosas, naturalmente, relacionadas con su carrera artística, que es lo importante, porque sobre su vida privada se han contado algunas y se seguirán contando, unas reales y otras inventadas, dada la popularidad del personaje, posiblemente uno de los tres o cuatro artistas flamencos más famosos de la historia.

Caracol fue un niño prodigio del flamenco. Nacido en una familia de artistas del cante, el baile, el toreo y la copla, era hijo de Manuel Ortega Fernández El del Bulto, cantaor y mozo de espadas de su primo hermano el torero sevillano Joselito el Gallo. Caracol padre se emparejó con una viuda malagueña, Dolores Juárez, bisnieta del célebre Planeta de Cádiz, con la que no se casó hasta poco antes de la muerte de ambos.

El primer marido de la madre de Caracol fue asesinado en Málaga. Viuda y dueña de una lavandería, conoció a Manuel Ortega y de esa unión, residentes ya en la Alameda sevillana, nació el genio del cante que hoy nos ocupa, en 1909, concretamente en la calle Lumbreras, una de las más flamencas de Sevilla, donde vivieron artistas muy importantes, entre otros, los Triano de Écija.

Fue don Antonio Chacón el primero en darse cuenta de las posibilidades de Caracol, el que lo llevó al Concurso de Cante Jondo de Granada de 1922 y puso todo su empeño en que fuera uno de los ganadores, compartiendo protagonismo con el veterano Tenazas de Morón. A partir de ese año, Caracol empezó a ser muy popular en toda España, aunque no grabó discos hasta 1930, siendo ya un cantaor de 21 años, rodado y considerado como uno de los nuevos genios del cante jondo de su época.

Sobre su estilo se ha dicho ya casi todo, salvo que en la formación de ese estilo influyeron cantaores no gitanos como José Rebollo, Pepe Pinto o El Carbonero, de quienes el maestro no habló apenas, en sus muchas entrevistas, que tendrían un buen libro. Él se vendió siempre como intérprete del cante gitano más puro, por la familia de la que venía, pero si repasan su extensa obra discográfica, se darán cuenta de que tuvo influencias de grandes maestros que no eran de su familia, ni tampoco gitanos, como el propio Chacón, aunque él se considerada de la escuela de Manuel Torres.

Una de las cosas que habría que hacer con Caracol, pilar básico del cante actual, es reeditar toda su obra discográfica, tanto la de pizarra como la de vinilo, que es, sin duda, una de las más interesantes. Dentro de cinco años, en 2022, se cumplirán cien años de su gesta en Granada, luego sería un buen momento para llevar a cabo ese proyecto, ahora que parece que hay verdadero interés en estudiar a los grandes maestros del cante flamenco.

Sevilla ha sido siempre el centro cantaor más importante del mundo, con artistas tan grandes como Caracol, la Niña de los Peines, Tomás Pavón, Manuel Vallejo, Pastora Imperio, Pepe Pinto o el Niño Ricardo, por hablar solo de algunos de los nacidos en la propia Sevilla, en la capital. Ignorar este tesoro artístico es una verdadera torpeza.