Una revisión del mito de Las Amazonas cargado de tragedia

Juana Casado nos propone una revisión del mito de las Amazonas con un espectáculo multidisciplinar que aúna el coro de la tragedia con el baile flamenco

27 oct 2019 / 12:21 h - Actualizado: 27 oct 2019 / 15:10 h.
  • Una revisión del mito de Las Amazonas cargado de tragedia

Obra: Amazonas

Lugar: TNT 26 de octubre

Compañía: Andanzas

Texto y letras del cante: Luz Valenciano

Dramaturgia y dirección: Juana Casado

Intérpretes: Rosario Toledo, Inma la Carbonera, Ana González, Melisa Calero, Elisa Villalba, Elisa Muñoz, Inma Morales, Macarena Sánchez Jurado, Ana Howe y José Manuel León.

Calificación: ***

No se sabe muy bien si el pueblo de las Amazonas existió en la realidad o fue solo un mito. Los historiadores no se ponen de acuerdo, pero no lo cierto es que la figura de la mujer guerrera que vivía en una comunidad solo de mujeres ha trascendido a la historia. Esta obra revisa ese mito hasta ahondar en su condición de supervivientes.

Para ello la dramaturgia se sirve de un lenguaje escénico multidisciplinar que aúna el flamenco con los coros de la tragedia clásica, incluyendo algunas piezas que remiten a los rituales guerreros con vocablos del griego clásico. La agresividad, la valentía y el instinto de supervivencia de las amazonas se vuelcan en en esas piezas que contrastan con algunas de las escenas donde el flamenco se adueña del escenario, sobre todo aquellas en las que irrumpe la flauta o la voz, desgarrada y dulce a un tiempo, de Inma La Carbonera. La guitarra de José Manuel León completa el espacio sonoro con un toque tan rotundo como colorido que se funde con esa mezcla de potencia y fragilidad que nos brinda el baile de Rosario Toledo. Es el único representante masculino (hay muy pocas mujeres guitarristas de flamenco) El resto son todas mujeres, bailaoras, actrices y músicas que se integran en el coro trágico y el baile flamenco. De esa manera, se trata de una propuesta tan arriesgada como potente. No es fácil, en los tiempos que corren, subir a escena a un elenco de diez personas, todas mujeres menos el guitarrista. Pero por desgracia, tal vez por pertenecer a disciplinas diferentes, el conjunto no logra alcanzar su máximo nivel de expresión.

Cabe destacar que las letras de Luz Valenciano encajan a la perfección con la estructura musical de los cantes, lo que no es fácil, teniendo en cuenta que las letras del flamenco se funden con el cante casi como un elemento musical más. Resalta también la entrega de las nueve intérpretes que desde la primera escena mantienen el ritmo arriba con un trabajo actoral y dancístico repleto de desgarro y pasión, tal vez demasiada. Y es que, en su empeño por situar el coro en primer plano y recalcar el talante guerrero de las Amazonas y su férrea supervivencia, que llegaba incluso al extremo de sacrificar a los bebes varones (una vez al año mantenían relaciones sexuales con los hombres de la aldea vecina) y criar solo a las hembras, la dramaturgia no acaba de desarrollar la relación entre los diferentes personajes y el conflicto de la protagonista y su desenlace final no acaba de entenderse.

No obstante, cabe destacar la potencia de la puesta en escena que se sirve de un espacio escénico simbólico y atemporal gracias a la iluminación, el vestuario, y sobre todo a la escenografía que gira en torno a los grandes tambores con los que las amazonas, además de recrear con su toque un enérgico espacio sonoro, sugieren diferentes ambientes emocionales.