La Justicia también es así

Otra visión de las tres horas en la Audiencia Provincial con Manuel Ruiz de Lopera. Su muy jovial charla con Adolfo Cuéllar, la no relación con Luis Oliver, la situación de Ángel Martín y otros detalles

18 abr 2017 / 22:45 h - Actualizado: 19 abr 2017 / 18:30 h.
"Real Betis","Manuel Ruiz de Lopera"
  • Panorámica de la Sala Tercera de lo Criminal, en la cuarta planta de la Audiencia Provincial / Jesús Barrera
    Panorámica de la Sala Tercera de lo Criminal, en la cuarta planta de la Audiencia Provincial / Jesús Barrera
  • El juez Ángel Márquez (a la izquierda), en un momento de la sesión. En primer plano, la cabeza de Lopera / Jesús Barrera
    El juez Ángel Márquez (a la izquierda), en un momento de la sesión. En primer plano, la cabeza de Lopera / Jesús Barrera
  • Joaquín Zulategui (Bitton Sport) hace una foto antes del inicio de la sesión / Jesús Barrera
    Joaquín Zulategui (Bitton Sport) hace una foto antes del inicio de la sesión / Jesús Barrera

Pasan unos minutos de las 9 de la mañana y Manuel Ruiz de Lopera aparece por la esquina de la Audiencia Provincial que da al Prado de San Sebastián. «No os acerquéis tanto, que luego dicen que Lopera sale con mala cara», bromea con los fotógrafos y los cámaras de televisión. Luego, lo de siempre: que si él no se ha llevado nada, que si él podría haberse puesto un sueldo como Lendoiro, que si Jarni, que si Finidi, que si Alfonso... y que si Denilson. Hay cosas que no cambian en el Betis. Que su actualidad viaje del Villamarín a los juzgados, tampoco.

Lopera sube a la cuarta planta y aguarda la hora de entrar en la sala rodeado de las tres acusadas y su sobrino, Javier Páez. A tres metros, sentado en un banco, Ángel Martín, otrora su mano derecha. Ningún contacto, ningún gesto entre dos personas que tanto compartieron. Junto a la entrada de la sala, Luis Oliver y Joaquín Zulategui. Bitton en estado puro. Hace siete años, el de El Fontanal y el navarro se abrazaron como si fuesen padrinos en la boda de sus hijos. Ahora no se miran.

Empieza el juicio. En el banco de la izquierda, Lopera. En el de la derecha, Oliver y Martín. Compostura total, a pesar de la incomodidad del asiento. A la derecha del estrado, la fiscal Margarita Viera. A la izquierda, la poderosa defensa de Lopera, los hombres y mujeres de Montero Aramburu. Encarnación Molino lleva la voz cantante.

En la sala también está Ernesto Sanguino, el único representante del consejo del Betis. Antes ha charlado amigablemente con Oliver, pero a las 11.30 se marcha. Todavía está hablando Molino, que acaba un cuarto de hora después. El juez adopta entonces su primera decisión importante: descanso de cinco minutos. Al final son veinte. En los pasillos, diálogo jovial, incluso con risas, entre Lopera y Adolfo Cuéllar, uno de sus grandes opositores.

La segunda mitad del partido empieza a las 12.05 y termina a las 12.50. El juez, para los legos en la materia, parece hastiado. Han sido más de dos horas y media y nadie o casi nadie ha pronunciado la palabra ‘presunto’. Si alguno ha dicho ‘delito’, como la abogada de Lopera, jamás le ha antepuesto el adjetivo, de uso obligatorio para el periodista pero, por lo visto, no tanto para los profesionales de la ley. La Justicia es así. Como el fútbol...

La penúltima imagen: Lopera se va con rapidez mientras otro abogado de la acusación apoya una mano en el hombro de Martín y comparte con él y Oliver otra afable tertulia. Lopera ya se está yendo por el flanco de la Audiencia que da al Prado. Antes vuelve a hablar del sueldo que nunca tuvo. Hay cosas que no cambian...