Así es Jorge Sampaoli

Admirador de Marcelo Bielsa y tan obsesivo como Unai Emery

12 jun 2016 / 22:35 h - Actualizado: 13 jun 2016 / 19:04 h.
"Sevilla FC","Monchi","Sampaoli"
  • Jorge Sampaoli, en un partido de la selección de Chile.
    Jorge Sampaoli, en un partido de la selección de Chile.

La más que posible llegada de Jorge Sampaoli (Santa Fe, Argentina, 1960) al Sevilla responde a un cruce de caminos predestinado. Sampaoli es un admirador declarado de Marcelo Bielsa, a quien estuvo a punto de firmar el Sevilla en 2011. Y tan obsesivo con el método de trabajo como Unai Emery, de los entrenadores más exitosos que han pasado por Nervión. Una mezcla que no podía disgustar nunca a Monchi, admirador de Rudi García –el otro candidato– pero entregado a Sampaoli tras entablar contacto con él. Una forma muy parecida a como llegó al Universidad de Chile, que al final desechó a Diego Pablo Simeone para quedarse con él. Más bielsista que el propio Bielsa, en Chile cuentan que Sampaoli solía escuchar durante horas eternos discursos del loco.

Bielsa rechazó al Sevilla hace cinco años, aunque ahora Sampaoli no parece que vaya a hacer lo mismo. Los caminos de Bielsa y Sampaoli se unieron para siempre en Chile, en una profunda depresión tras el adiós del primero. Sampaoli recuperó para La Roja los valores de Bielsa, aportó su sello y llevó a Chile a ganar la Copa América 2015 y a jugar el Mundial de Brasil mejor que nunca –cayó en los penaltis ante la anfitriona–. Pero todos los analistas coinciden: Sampaoli no es una simple copia de Bielsa. Es más flexible en lo táctico y apuesta normalmente por dos delanteros, en un 3-5-2 que admite modificar aunque en pocas ocasiones. Laterales de amplio recorrido, líneas muy juntas –llega a atar a sus jugadores en los entrenamientos para que no se separen–, presión muy intensa y valentía arriba. Así se puede definir su estilo. El funcionamiento colectivo por encima de las individualidades. Y ganar cueste lo que cueste.

Pero coincide más de lo que pueda parecer con Emery. Tan obsesivo con el método de trabajo como el de Hondarribia, Sampaoli es proclive a extender muchísimo las sesiones de entrenamiento y a estudiar casi compulsivamente a los rivales. Exige la perfección: nada más llegar al Universidad de Chile quiso ir a trabajar, la directiva le dijo que ese día estaba cerrado el recinto y trepó para colarse por una ventana. Y trabajó.

Su conexión con Bielsa, al que no quiso conocer personalmente, y el hecho de que haya encajado bien con Juanma Lillo nos lleva a hablar de Pep Guardiola, muy relacionado con el ex del Athletic y con el español, que será asesor de Sampaoli en Sevilla. Guardiola es experto en motivar a sus jugadores antes de las grandes citas. Sampaoli, antes de la final del Clausura de 2011 contra el Universidad Católica, encerró a sus jugadores a oscuras y les puso un audio del relato del Maracanazo de Uruguay en Brasil, según recordó no hace mucho Diego Rivarola, exjugador de la U, equipo que ganó entonces y que tardó mucho en dejar de ganar de la mano de Sampaoli.

El argentino no impone, convence a sus jugadores para ir al límite, casi literal. “Tenemos un escudo que defender y hay que entrenar al límite para defenderlo al límite», argumenta. Por ello es amante de jugadores jóvenes, con hambre –«Como si jugaran los propios hinchas»–, más que de veteranos con el riesgo de poder ir de vuelta. Muy comprometido con causas sociales y benéficas –humilde y leal asegura su entorno–, Sampaoli nunca fue jugador profesional, pero sí un entrenador de éxito, en clara progresión, que ya campeonó a la grande y que ahora está ante otra gran oportunidad en su vida, en Europa, en Sevilla.