Un adiós a lo grande

Caparrós dice adiós a su carrera en los banquillos en el que más deseó: el del Sevilla en el Sánchez-Pizjuán

19 may 2018 / 06:47 h - Actualizado: 18 may 2018 / 22:57 h.
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  • Joaquín Caparros, atento en el entrenamiento de ayer en el estadio. / M. Gómez
    Joaquín Caparros, atento en el entrenamiento de ayer en el estadio. / M. Gómez

El de hoy no es un partido cualquiera en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Pese a no jugarse nada el Sevilla más allá de tres puntos testimoniales y estar la afición con las carnes abiertas ante el panorama de incertidumbre que desprende el club en estos momentos, el partido ante el Alavés será el último de Joaquín Caparrós Camino en los banquillos (aunque en el fútbol siempre se deba decir penúltimo por lo que pueda pasar...) . Se despedirá el utrerano en su Sevilla del alma, al que ha hecho reaccionar a contrarreloj para acabar en séptima posición y obtener un billete provisional para la Europa League. Sin duda, una despedida gratificante para un técnico que ha hecho historia en el club de Nervión pese a no haber conquistado ningún título. Porque fue Caparrós uno de los encargados, junto a Monchi y Roberto Alés, de poner los cimientos para el renacimiento del moribundo Sevilla a principios de siglo.

Caparrós cogió al equipo de Nervión en la Segunda División y lo ascendió campeonando contra pronóstico. Lo estabilizó en la Primera. Lo metió en Europa muchos años después y no lo llevó a la Champions y a una final de la Copa del Rey de milagro. Su adiós dio paso a la mejor época histórica del club gracias a la base construida. Tras 499 encuentros en la Liga (sin contar los 42 en la Segunda) y un último y gratuito servicio al club de sus amores, el entrenador utrerano se dispone a cambiar el banquillo por los despachos, a modo de consejero de primer orden en materia puramente futbolística para el presidente. Será, pues, una tarde de homenaje y tributo. El que le brindará el sevillismo a Caparrós, quien ya podrá decir que escuchó desde el banquillo el himno talismán del Sevilla, el del centenario, celebrado en la exitosa temporada posterior a su marcha (2005-06). El de Utrera igualará a Manolo Cardo como el técnico del Sevilla con más partidos en la Primera (156) y, si gana, superará al coriano en triunfos (están empatados a 61, dos menos que Unai Emery, al que sólo supera Helenio Herrera con 64 victorias).

Y Caparrós quiere marcharse a su manera, haciendo competir hasta el final a un equipo ya relajado y metiendo a canteranos de salida. Ha tenido que llegar el utrerano para que de repente la tapiada puerta que comunicaba la cantera con el primer equipo se abra de nuevo. Pozo y Lara son los dos nombres que sobrevuelan desde hace días en la cabeza de Caparrós. Las dos más firmes promesas del filial y que hoy tienen ante sí un escenario ideal para debutar en la élite. ¿Por qué no?

Serán las notas positiva (canteranos) y emotivas (Caparrós) de un encuentro envuelto en papel de referéndum tras una temporada no del todo negativa en lo deportivo pero sí muy censurable en gestión general, desde el caso Vitolo al despido de Óscar Arias antes de acabar una temporada con hasta tres entrenadores. El objetivo de repetir en la Liga de Campeones se desmoronó hace muchas jornadas. Un paso atrás en toda regla que ahora mismo está incluso eclipsado por la ausencia de estructura para comenzar con tiempo el nuevo proyecto: ni hay director deportivo ni hay entrenador designado. Sí que hay mucha incertidumbre y quejas generalizadas en la hinchada para con el presidente José Castro y su máximo valedor accionarial, Rafael Carrión.

En lo puramente deportivo, al margen de la posibilidad de ver a los canteranos, algunos de entre Correa, Muriel, Ben Yedder y Sergio Rico podrían la titularidad. A la mayoría de los mundialistas los reservará Caparrós: Nzonzi, Banega y Mercado (os argentinos ni siquiera están citados).