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Roque Mesa durante un entrenamiento. / El Correo
Roque Mesa no está teniendo precisamente el inicio de temporada que hubiera soñado. No será por falta de trabajo y esfuerzo, porque de eso anda sobrado el canario. Pero lo cierto es que hasta la fecha el ex de Las Palmas no se ha ganado la confianza de Pablo Machín, esa que sí tenía cuando arrancó el curso y estaba llamado a ser una de las piezas importantes del nuevo proyecto.
La prueba más evidente la encontramos en el último partido de liga ante el Alavés, donde el técnico sevillista lo retiró al descanso para dar entrada a Amadou. Una decisión acertada teniendo en cuenta que Roque Mesa jugaba desde el minuto 26 con amarilla y no es este un futbolista que se lo piense dos veces a la hora de meter la pierna. Aunque eso le cueste marcharse a la caseta antes de tiempo.
Después del gran partido que completó frente al Real Valladolid, parecía que el centrocampista había recuperado parte de ese protagonismo que tuvo al inicio de campaña. Pero en Mendizorroza ha vuelto a las andadas.
Roque Mesa está señalado desde el derbi. Aunque fuera expulsado injustamente, como acabó reconociendo el Comité de Competición en su momento, estuvo especialmente acelerado contra el eterno rival y Pau López se aprovechó de ello. Más templanza y serenidad se espera de un jugador que era el toque y la calma de la Unión Deportiva Las Palmas no hace demasiado tiempo. En el Ramón Sánchez Pizjuán aún esperan a ese futbolista. Y todavía está a tiempo de volver.