El grupo Airbus reconocíó hoy que las negociaciones para modificar el contrato del programa del avión de transporte militar A400M que se ensambla en Sevilla lleva retraso, pero espera cerrar un acuerdo con los países implicados en lo que queda de año.
El responsable financiero de la compañía europea, Harald Wilhelm, explicó hoy a la prensa, con ocasión de la presentación de los resultados de los nueve primeros meses del año, que hubo “mucho progreso” y para ilustrarlo señaló que en este periodo se entregaron 12 aparatos.
Wilhelm admitió que las negociaciones avanzan a un ritmo “algo menor del planificado”, pero a pesar de todo afirmó que la empresa confía en “concluir en 2018” el compromiso, aunque luego algunos procedimientos en los países del programa puedan prolongarse el año próximo.
Se negó a especular públicamente sobre la marcha de esas conversaciones, más allá de recordar que estiman que el A400M tiene “potencial de exportación” fuera de los siete países que lanzaron el programa (Francia, Alemania, Turquía, Reino Unido, España, Bélgica, Luxemburgo).
El objetivo del nuevo contrato es modificar el calendario de entregas con plazos más largos que los contemplados hasta ahora y sin penalizaciones para el fabricante, a cambio de lo cual Airbus se compromete a dotar a los aviones de las prestaciones particulares requeridas, con garantías de servicio.
El A400M ha sido hasta ahora un gran fiasco financiero para Airbus, que hoy elevó todavía más las provisiones por el avión en sus cuentas, con 7 millones de euros suplementarios que se suman a los 98 millones anunciados a cuenta del primer semestre.
Si se suman las provisiones precedentes (de 1.299 millones de euros sólo en 2017), el A400M acumula 8.400 millones en una historia accidentada y envuelta en incertidumbre.
La división de defensa y espacio de Airbus, en la que está integrado este programa, tuvo 7.051 millones de euros de facturación en los nueve primeros meses de este año, una cifra casi exacta a los 7.052 millones de un año antes, mientras su resultado neto operativo (Ebit) sufrió un retroceso del 46 % y el ajustado -que excluye elementos no recurrentes- progresó un 3 %.