Cómo colonizar un bosque con un grupo de monos innovadores

El responsable de I+D de Abengoa llama a colaborar entre compañías

26 mar 2015 / 00:14 h - Actualizado: 26 mar 2015 / 00:54 h.
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  • José Domínguez Abascal, ayer durante su ponencia para el Círculo de Empresarios del Sur de España. / El Correo
    José Domínguez Abascal, ayer durante su ponencia para el Círculo de Empresarios del Sur de España. / El Correo

¿Cómo coloniza un bosque un grupo de monos? No con el árbol que está en el extremo, sino con el más cercano, y después vendrá otro, y más tarde otro». «En Andalucía, sobran las tradiciones y las raíces y nos faltan ramas y vegetación. En nuestra tierra somos conservadores a la hora de asumir riesgos y conformistas. Y el riesgo es la única forma de ir hacia adelante».

Escenario: Museo de Carruajes, Sevilla. Motivo: laboratorio de ideas (o think tank) promovido por el Círculo de Empresarios del Sur de España (Cesur). Ponente: José Domínguez Abascal, secretario general técnico de Abengoa y responsable de I+D de la compañía andaluza. Y el tema: el suyo, sobre el que su grupo, qué duda cabe, es referencia internacional.

De la innovación, dijo, participa un triángulo conformado por el Gobierno, las instituciones académicas (universidad) y las empresas. El primero marca una estrategia «como país», y ésta ha de ser «sostenida y sostenible» en el tiempo en normativa y financiación (incentivos públicos). Las segundas generan conocimiento, pero no pueden convertirse en centros «de hombres cultos para hacer lo que quieran», sino que deben estar al servicio de aquéllos que realmente pueden crear valor para el desarrollo social y económico. Y las terceras son las que realmente tienen que ejecutar esa última faceta «y entenderse» con los dos agentes anteriores. En Alemania funciona, también en Estados Unidos o Corea... y en España no tanto.

«Cuando no funciona este triángulo, no hay nada que hacer». ¿Y eso por quiénes va? El Estado español, sostuvo el directivo de Abengoa, «no ha sido un modelo de congruencia». De un día para otro, o de un gobierno (socialista) para otro (popular), se cambió la política nacional de impulso a las energías renovables, de las que otrora quisimos ser líderes internacionales. Las universidades –agregó– son los principales enclaves de conocimiento, «pero es todavía difícil sacárselo y que tengan objetivos aplicados». Y a las empresas españolas, para rematar el argumento, les cuesta aún colaborar entre ellas. ¿Quizás porque en Andalucía la pyme es mayoría?, le preguntaron desde los sillones del think tank, donde se sentaban Fernando Seco, presidente de Cesur, Pedro Méndez Zubiría, director de Relaciones Institucionales de Endesa, Carlos Alejo García- Mauricio, presidente de Ghenova Ingeniería, y Leopoldo Parias Mora-Figueroa, socio director de Deloitte en Andalucía.

Y fue aquí cuando sacó la particular teoría del bosque y de los monos. Porque innovar, sí, se puede hacer desde la pyme, y una pyme más otra próxima a su actividad más otra y otra hacen bosque. De hecho, Domínguez Abascal consideró que, en sus inicios, allá por los años cuarenta, Abengoa no era sino una starp up o spin off, terminologías muy actuales, y que el negocio solar de la compañía no existiría sin haberse topado con la plataforma solar de Almería y el Ciemat.

Como ejemplos de innovación en Abengoa, el directivo citó la plataforma termosolar de tecnología cilindroparabólica en el desierto de Atacama, en Chile, que genera luz durante todo el día, también la planta solar de Arizona, en Estados Unidos, elogiada por el presidente Barack Obama, y el Loyola-Abengoa Research, el primer centro de I+D+I mixto entre universidad y empresa, radicado en la sede sevillana de Palmas Altas. Y así se hace bosque...