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Luis Bárcenas comparece ante el Congreso de los Diputados. / Efe
Nadie esperaba que Luis Bárcenas fuera a desvelar algún detalle de la supuesta financiación irregular del PP en la comisión parlamentaria ante la que compareció ayer o que implicara a Mariano Rajoy en el cobro de sobresueldos. El extesorero del PP no salió ayer del guion y se negó a responder a la mayoría de las preguntas.
Fue el propio Bárcenas el que desinfló cualquier expectativa nada más llegar al hemiciclo, al anunciar que se acogería a su derecho a no declarar al estar implicado en dos procedimientos judiciales todavía pendientes. Como mucho, se limitó a responder con tono retador a algún diputado para puntualizar afirmaciones personales que no ponían en peligro su defensa judicial.
Incluso se permitió criticar a los grupos parlamentarios por haber citado en esta comisión contra la corrupción del PP también a otros dos tesoreros del partido que, a día de hoy, no tienen «capacidad mental» para comparecer.
Su silencio se lo reprocharon prácticamente todos los portavoces, aunque hubo quien, como Joan Tardá, de ERC, reconoció que ha sido un error llamarlo a comparecer, porque se podía sacar muy poco de su declaración.
Con estos mimbres, tampoco salieron del guion los portavoces de los grupos, que se dedicaron durante 180 minutos a denunciar la corrupción del PP y a implicar en el entramado al propio Bárcenas y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Abrió el turno la diputada socialista Isabel Rodríguez, quien, ante la falta de respuesta de Bárcenas, acusó directamente a Rajoy de estar «desde el origen y hasta el último día» en la trama de financiación irregular del PP y de ser el «máximo responsable» de una «organización criminal».
Afirmación negada esta vez sí por Bárcenas, que recordó que ningún juez ha definido al PP como una organización criminal. «No es el juez, son ustedes los que dicen que son una organización criminal», señaló.
Rodríguez acusó después a Rajoy de tener conocimiento de la existencia de la caja B del PP, de recibir personalmente esos donativos y de haber llegado a un «pacto de silencio» con Bárcenas.
Pacto de silencio que denunció también la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, quien también consiguió sacar algunas palabras a Bárcenas para justificar el origen de su abultado patrimonio, al negar de forma tajante que se apropiara de cantidades de la caja B.
«En ningún caso, ni con 300.000 ni con 8.000. Con cero euros. De fondos del partido no me he apropiado absolutamente de nada», dio su palabra el extesorero del PP, que contraatacó reprochando a Podemos los «fondos de Venezuela» y la regularización fiscal de su fundador Juan Carlos Monedero.
Bárcenas también protagonizó un tenso rifirrafe con el portavoz de Ciudadanos, Toni Cantó, que le acusó de hacer «mucho daño a España» y el talante chulesco con el que acudió a la comisión. Incluso que, por momentos, mirara al suelo o al móvil.
El extesorero del PP, molesto, terminó por contestarle con irritación. «No actúe como si estuviese en una obra de teatro», le reprochó. y se enzarzaron: «Ni usted como si estuviera en el saloon de una película de vaqueros e indios», zanjó Cantó.
Desde ERC, Joan Tardá pidió a Bárcenas que, al menos, pida perdón. «¿Por qué tengo yo que pedir perdón?», le espetó Bárcenas, y recordó el caso del exconseller Jordi Ausàs, de ERC, condenado a cuatro años de cárcel por contrabando de tabaco.
El PP, por su parte, renunció al interrogatorio y se dedicó a atacar a la oposición por abrir una «causa general» contra el partido del Gobierno en un nueva Inquisición.
Sin mirar siquiera a Bárcenas, su portavoz adjunto Carlos Rojas reprochó al res to de partidos que se hayan puesto las «togas» sin ser jueces y hayan dictado sentencia.