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Crónicas dominicales

Matar a 5 mujeres en menos de 7 días, ¡y no es nuevo!

23 may 2021 / 04:00 h - Actualizado: 23 may 2021 / 04:00 h.
"Crónicas dominicales"
  • Matar a 5 mujeres en menos de 7 días, ¡y no es nuevo!

Esta semana contaba la Agencia EFE (20/5/2021) que el asesinato de una mujer de 48 años en Pola de Laviana (Asturias) la madrugada del jueves, elevaba a cinco los crímenes machistas cometidos en apenas 72 horas, entre cuyas víctimas se encontraban una mujer embarazada y un niño de 7 años. ¿Qué es esto? ¿Esta vergonzosa historia interminable?

Trece son las mujeres víctimas mortales de la violencia de género en lo que va de 2021 -sólo en dos casos constaban denuncias-, 1.091 desde que comenzaron a elaborarse las estadísticas en 2003. Como consecuencia de estos crímenes, cinco menores han quedado huérfanos en 2021, 309 desde 2013. (EFE, 20/5/2021).

Por tanto, semana negra -menos de una semana, 72 días negros-, días trágicos en los que se ha producido un repunte de víctimas mortales por violencia de género: como se ha dicho, una mujer embarazada de tres meses y su hijo de 7 años fueron asesinados en Sa Pobla (Mallorca), una mujer de 52 años en Creixell (Tarragona) y otra de 42 años en Corbera de Llobregat (Barcelona), un crimen que deja dos hijos huérfanos. En estos dos últimos casos, los agresores se suicidaron, por lo que no podrán responder ante la justicia. A estos cuatro asesinatos se suma el de la madrugada del jueves en Asturias.

La muerte que no cesa

¿Qué hemos avanzado en esta desgracia y vergüenza? Porque es que consulto datos del pasado y leo: “Cinco mujeres, asesinadas por sus parejas en 72 horas dramáticas. Los primeros 53 días de 2017 son el peor periodo de violencia machista en 10 años” (Abc, 23/2/2017). Érika Montañés nos narra: en las 24 horas transcurridas entre la media tarde de anteayer martes y ayer, murieron cuatro mujeres y se confirmó que la violencia sexista está detrás de cinco casos, una vez que se aseguró por fuentes de la investigación que la explosión y posterior incendio en una vivienda sucedidos en Redondela (Pontevedra) el pasado lunes fue provocada por parte de un hombre para acabar con su propia vida y la de su pareja, una mujer de 50 años.

Y añade: a este en Galicia se añadirían la aparición -el martes 21 al filo de la 23.45 horas- del cadáver de una mujer en plena vía pública en Santa Perpètua de Mogoda, en Barcelona y la muerte ayer en el hospital donde estaba ingresada de la mujer de 91 años apuñalada en el cuello el pasado domingo por su marido, de la misma edad, en la localidad pacense de Villanueva del Fresno. También se acreditó ayer que el fallecimiento de una mujer en Gandía (Valencia), cuyo cuerpo se localizó en un ático el martes se produjo por un móvil machista y, en la misma ciudad de Valencia, un hombre permanece detenido acusado de haber arrojado por el hueco de la escalera en un edificio situado en la Avenida de las Tres Cruces a una mujer. El suceso se produjo el martes y ella pereció sin que se haya esclarecido todavía la relación que tenía con la fallecida.

Me voy más atrás en el tiempo y leo en 2010, también en Abc (7/6/2010): “En menos de siete días, cinco mujeres han perdido la vida: dos el lunes 31 de mayo en Pruna (Sevilla) y Salt (Gerona); el martes, una mujer de 54 años en Gijón; el pasado viernes una nueva víctima en Almería y la última, la asesinada ayer en la mencionada población catalana”.

Aquellos que permiten la maldad

Tengo ante mí la tesis doctoral de Cristina Pascua Rodríguez, defendida en la Universidad de Valladolid bajo la dirección de la profesora doctora Margarita Antón, de cuyo tribunal evaluador tuve el honor de formar parte en 2015. La investigación analiza el tratamiento que algunos medios aplican a esta tragedia, pero en su parte contextual se reflexiona sobre las causas del suceso.

La tesis está encabezada por estas palabras de Albert Einstein: “El mundo no está amenazado por las malas personas sino por aquellos que permiten la maldad”. ¿Quién o quiénes son los responsables de que este rayo asesino no cese o al menos se quede en algo testimonial porque violencia y ser humano creo que son hermanos casi siameses?

La doctora Pascua Rodríguez se detiene en el ciclo de la violencia sobre la mujer: “La teoría del “ciclo de la violencia”, formulada por la antropóloga Leonor Walker, es muy útil para entender los comportamientos de algunas mujeres que sufren violencia por parte de sus parejas. Se trata de un ciclo repetitivo, donde las diferentes fases cada vez se reproducen en espacios más cortos de tiempo y con mayor intensidad”. Las fases del ciclo son tres:

Fase de acumulación o de construcción de la tensión: La tensión surge normalmente alrededor de conflictos cotidianos (problemas económicos, los hijos...). Se produce un episodio abusivo con actos de violencia menor y de abuso verbal y psicológico (insultos, sarcasmo, desprecio, demandas irracionales, demostraciones de ira, silencios, manipulaciones, en ciertos casos una agresión física menor).

Fase de agresión o de descarga de la tensión: La intensidad de los episodios abusivos aumenta y pueden aparecer abusos tanto físicos como psíquicos o sexuales con cualquier manifestación posible. Esta descarga de agresividad alivia la tensión del maltratador. La mujer se concentra en sobrevivir al abuso y puede utilizar diferentes estrategias para conseguirlo, como tratar de tranquilizarlo siendo amable y servicial, acceder a tener relaciones sexuales, amenazarlo con abandonarlo si no acaban los maltratos, etc. Generalmente, en esta fase las mujeres denuncian la violencia que sufren.

Fase de arrepentimiento, de reconciliación o de luna de miel: El maltratador demuestra arrepentimiento por los hechos (pide perdón, promete buscar ayuda, incluso se muestra afectuoso, hace regalos), y asegura que el episodio abusivo no se repetirá nunca más. El agresor utiliza estrategias de manipulación afectiva y de chantaje emocional.

La investigadora se detiene además en los mitos y creencias y tradiciones culturales que consolidan la violencia de género. En este sentido, constata que en el caso de la violencia de género, los mitos cumplen tres funciones principales:

- Culpan a la mujer (mitos sobre la provocación, el masoquismo, etc.).

- Naturalizan la violencia («El matrimonio es así», «Los celos son el

condimento del amor», etc.).

- Impiden a la víctima salir de la situación (mitos sobre la familia, el

amor, la abnegación, la maternidad, etc.).

Pero el tema es más profundo

Sin perder de vista los análisis de la doctora Cristina Pascua Rodríguez, me atrevo a decir que el tema queda incompleto sin una mayor profundización, por otra parte imposible de desarrollar en un texto como éste. En primer lugar, afirmo sin duda alguna, al contrario que nuestra investigadora, que la violencia no procede de una educación sino de un ADN. El humano mata no porque se lo enseñen sino porque posee la potencialidad para desarrollar la violencia, otro tema es cómo se utiliza, y en este caso de la violencia de género lo que se debe enseñar es a no utilizarla ya que enlaza con una conducta salvaje, ancestral.

El asesinato de una mujer por parte de su pareja se deriva de una historia de abusos contra la mujer, de siglos en los cuales el varón ha acumulado privilegios que no está dispuesto a soltar. Una vez que la mujer encuentra en la sociedad su propio espacio, el varón siente que ha perdido el control y con frecuencia la posesión de quien cree -erróneamente- que le pertenece. A pesar de todas las acusaciones de complicidad que le lanzan por contribuir a la violencia del varón por la educación machista que recibe, la Iglesia advierte aquello de “compañera te doy, no sierva”.

El varón siente que su espacio está siendo invadido y, al mismo tiempo, su inmadurez como ser vivo rechaza la independencia femenina, dada la dependencia emocional que, en el fondo, siente hacia la mujer.

La globalización o mundialización lo ha puesto todo patas arriba, la mujer exige con toda justicia su lugar en ese nuevo mundo y encuentra resistencias, nada nuevo en la Historia de hombres contra hombres, lo novedoso es la rebelión de un género que tiene todo el derecho del mundo a buscar y encontrar su identidad y por desgracia en esa dinámica vertiginosa con demasiada frecuencia halla la muerte. Es otro efecto más de la crisis por la que atravesamos. No olvidemos el significado de crisis: momento histórico en el que no acaba de morir lo viejo ni de nacer lo nuevo.