Sánchez fracasa en su investidura y se abre una nueva fase con guiños al diálogo

El líder del PSOE ya no necesitaba mayoría absoluta, sino lograr más votos a favor que en contra, pero el resultado ha sido prácticamente idéntico al de 48 horas atrás con la única novedad de que la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, le ha dado su respaldo mientras que el pasado miércoles se abstuvo

04 mar 2016 / 22:15 h - Actualizado: 04 mar 2016 / 22:21 h.
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  • El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sale de su despacho para abandonar el Congreso. / EFE
    El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sale de su despacho para abandonar el Congreso. / EFE

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha fracasado hoy en su intento de ser investido como presidente del Gobierno en una sesión que abre una nueva fase de dos meses ante la que se han sucedido los guiños y las apelaciones al diálogo para evitar que los españoles tengan que votar de nuevo el 26 de junio.

En la votación de investidura de hoy, Sánchez ya no necesitaba mayoría absoluta, sino lograr más votos a favor que en contra, pero el resultado ha sido prácticamente idéntico al de 48 horas atrás con la única novedad de que la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, le ha dado su respaldo mientras que el pasado miércoles se abstuvo.

Por tanto, el candidato ha logrado 131 síes (los de los diputados del PSOE, de C’s y de CC), mientras que los otros 219 le han negado su apoyo, por lo que empieza a correr el plazo de dos meses durante el que se sucederán nuevos intentos de llegar a un acuerdo que cuente con los apoyos suficientes o, de lo contrario, se convocarán elecciones.

Ante esta nueva etapa se han sucedido las alocuciones en las que se ha abogado por el diálogo pero mezcladas con duras acusaciones que han sido continuación de las ya escuchadas en el debate del miércoles.

Sánchez, en su intervención en el debate previo a la votación, ya era consciente de lo que iba a ocurrir, pero ha lanzado una última llamada a Podemos: «No esperemos más, voten sí al cambio», les ha pedido tras defender que su proyecto de gobierno «del bien común» es la «única alternativa a la España de la injusticia y la desigualdad».

A su juicio, esa meta sólo es posible mediante «pactos transversales» sobre la base de su acuerdo con Ciudadanos y a los que se ha mostrado abierto a llegar en las próximas semanas.

Tras insistir en su llamamiento a Podemos y otras formaciones de izquierdas para evitar que Mariano Rajoy siga como presidente, ha acusado al líder del PP de carecer de responsabilidad por declinar el ofrecimiento del Rey para intentar su investidura.

Rajoy le ha contestado asegurando que nada de lo que ha ofrecido es lo que España se merece y necesita.

«Su fiesta ha llegado al final: usted ha perdido las elecciones, ha perdido esta investidura, nos ha hecho perder a todos el tiempo, ha generado falsas expectativas y las ha defraudado. Ha puesto las instituciones al servicio de su supervivencia», ha señalado el presidente.

Y ha usado esta última acusación para considerar que esa actitud «también es corrupción».

Unas palabras en respuesta a las que minutos antes había pronunciado Sánchez acusando a Rajoy de corrupción por la «utilización partidista de las instituciones públicas».

Rajoy ha reprochado también a Sánchez padecer el «síndrome de Adán», le ha pedido que deje de bloquear que gobierne el PP como lista más votada y le ha responsabilizado si España tiene que ir a unas nuevas elecciones.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha intentado reconstruir puentes con el PSOE y, pese a su rechazo a apoyar ahora a Sánchez, le ha emplazado a una nueva negociación desde esta misma noche en busca de lo que ha llamado «el acuerdo del beso», evocando así el que se dio el miércoles en medio del hemiciclo con el portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech.

«Fluye el amor y la pasión en la política española, Pedro; sólo quedamos tú y yo», ha llegado a bromear en unas palabras acogidas con gesto serio por parte del líder socialista.

No ha habido ninguna disculpa después de que acusara hace dos días a Felipe González de tener manchado el pasado de «cal viva», pero sí un intento de rebajar la tensión.

«A la vista de la tensión que se percibe en los grupos era necesario relajar el tono y asumo la parte que me toca», ha reconocido.

Así ha empezado su discurso y así lo ha concluido: «A veces las discusiones más agrias preceden a los momentos más dulces».

En su turno, el portavoz del PSOE, Antonio Hernando, sin dirigirse explícitamente a Iglesias, le ha llamado a «desterrar la ira, el rencor, la rabia y las frivolidades» como un paso «imprescindible» en la España de hoy.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha arremetido especialmente contra Rajoy, al que ha pedido que se abstuviera y al que ha acusado de haber intentado poner en jaque el papel constitucional del Rey, así como al Congreso y a la propia democracia, aunque «no lo ha conseguido».

También ha llamado la atención sobre el hecho de que voten juntos quienes quieren que se rompa España, en alusión a Podemos y a los independentistas, y quienes quieren que se «pudra», en referencia al PP.

El portavoz de Democracia i Llibertat, Francesc Homs, ha ofrecido el apoyo de su grupo a un gobierno de España «como contrapartida de un referéndum en Cataluña», y el de ERC, Gabriel Rufián, ha advertido a Sánchez de una compañía como la de Rivera, al que ha comparado con el dirigente estadounidense republicano Donald Trump.

Aitor Esteban ha ofrecido diálogo a Sánchez en la nueva etapa que se abre.

Han reiterado sus argumentos los representantes del grupo mixto, como el de IU-UP, Alberto Garzón, quien le ha emplazado a reunirse a partir del lunes con la premisa de que «no somos enemigos, somos posibles aliados». La única excepción ha sido Ana Oramas, al dar su apoyo a la investidura de Sánchez como «primer paso hacia el consenso».