A Carter nunca le perdonaron hallar a Tutankamón, dice un egiptólogo español

05 nov 2022 / 09:57 h - Actualizado: 05 nov 2022 / 10:00 h.
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Howard Carter no fue aceptado por los británicos por no tener formación académica y nunca le perdonaron que hallara la tumba de Tutankamón, que sólo pudo encontrar gracias a su colaboración con la población egipcia.

Así lo afirmó en una entrevista a EFE el egiptólogo español Francisco J. Martín, director de la Fundación del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, quien lleva 22 años excavando en Lúxor, donde el 4 de noviembre de 1922 se descubrió el tesoro funerario del «faraón niño».

«Los británicos no lo aceptaban muy bien, sobre todo la clase alta, ya que no era de Cambridge ni de Oxford y lo tenían como una especie de persona secundaria. Y de repente, cuando descubrió la tumba, esto no se lo perdonaron jamás...Incluso después de su muerte sigue siendo perseguido», señaló el investigador.

Lo cierto es que «Carter nunca tuvo estudios formales de egiptología, pero sin embargo fue un gran egiptólogo y un gran arqueólogo», quien además «conocía muy bien los jeroglíficos», afirmó Martín.

Carter llegó a Egipto en 1904 para trabajar como dibujante en la zona arqueológica de Bani Hasan, y fue ahí que aprendió sobre egiptología y se fascinó con los secretos de la cultura de los faraones.

Ahí empezó otra relación vital para el descubrimiento.

«Carter tuvo muy buena relación con su gente egipcia, ya que vivió aquí muchos años», aclaró el arqueólogo español, quien explicó que el británico llegó a ser no sólo inspector de antigüedades del Gobierno egipcio, sino que también se le encargó la inspección de toda la parte occidental de Lúxor.

«Halló la tumba de Tutankamón hace cien años gracias a su conexión con la población local y la ayuda de los egipcios» aseveró Martín, para quien la mala relación entre Carter y los ingleses - la potencia colonial en Egipto- fue el motivo para que los locales le abrieran las puertas.

Una idea de Martín que «corresponde con el comportamiento de Carter con su gente egipcia», es que «Carter tenía información de familias de la zona y la gente que se dedicaba a las excavaciones que conocían de sus abuelos donde todavía había tumbas».

Así, lo más probable es que sus ayudantes egipcios, que «conocían el terreno muy bien, le indicaron dónde buscar», a pesar de que «no hay evidencias física de eso».

«Por envidia no le otorgaron ningún título de honor ni tuvo reconocimiento británico alguno por haber descubierto la tumba, ni una carta del rey de aquella época», señaló Martín agregando que Carter fue «perseguido» tras su muerte.

«Carter murió prácticamente solo con alguien de su familia en 1939 y no recibió ninguna condolencia de ningún colega británico ni europeo», lamentó Martín

Asimismo, aclaró que hasta el momento muchos arqueólogos siguen «ennegreciendo» su figura al acusarle de robar los contenidos de la tumba, a pesar de que en su tiempo la venta y la compra de artefactos históricos no estaba prohibido.

Martín se refirió así a una denuncia publicada por el periódico británico «The Observer» el pasado agosto, que divulgó fragmentos de una misiva escrita en 1934 por el académico Alan Gardiner, uno de los miembros del equipo de Carter.

En esa carta, se reprocha a Carter que intentara recompensarle por su labor como traductor de jeroflíficos con un objeto «indudablemente robado de la tumba».

«A mi me cuesta creerlo (que Carter robara materiales). Lo respetaré siempre que la información este documentada», dijo.

A su juicio, los materiales en poder del arqueólogo por los que se le acusó de haber robado piezas, pudieron proceder de otros lugares, puesto que «de Tutankamón se sabía antes del descubierto de la tumba y ya habían aparecido objetos y sellos de él en la valle».

«Carter comprendía perfectamente bien el nivel de gloria que le correspondía por el descubrimiento de la tumba...Él había descubierto mucho...no iba a ser tan torpe de coger una pieza o dos o cinco para destruir toda su reputación, es otra historia absurda», justificó Martín.