Nos dirigimos a la mal llamada «Casa del Alemán» y que no es «Villa Chaboya» sino la ubicada en los bajos de Simón Verde.
Allí se encuentra un viejo chalet a tres niveles que denota ya el paso del tiempo y de las fiestas juveniles, las «botellonas» indeseadas. En ese marco comienza nuestra investigación.
Con un grupo de personas dividimos por sectores a las mismas para hacer diferentes pruebas de mediciones y captar las «voces del misterio», las psicofonías.
En ellas se produjeron interesantes inclusiones en las que se decía: «Aquí estoy», «Vida», o la acción de un detector de movimiento que marcó la presencia de «algo» en su campo de acción y una participante dijo: «He dejado aquí la rem-pod ahora mismo y ha sonado», en ese momento se escucha una psicofonía impresionante que dice «yo mover» y que tuve la ocasión de emitir en el programa «No puede SER» junto a mi amigo Julio Muñoz «Rancio».
Tras todo lo que fue una noche de captar esos sonidos y de pruebas técnicas de primer orden con diferentes aparatos y tecnología se decidió hacer una sesión de ouija guiada por una experta como Inma Infante.
Ella, con mucho conocimiento, abrió la misma y los resultados fueron muy esclarecedores. Indicó la presencia de alguien llamado «Hans» y que pese a su nombre no era alemán -para no confundir con la mal denominada casa-. Su presencia está allí junto a la de un sirviente que era francés, ex militar, con un problema en una pierna y que hacía las veces de chófer.
Evidentemente se puede pensar que todo ello no dejan de ser invenciones o alguien que mueve el máster, incluso es llamado como «movimiento ideomotríz involuntario».
Lo curioso viene que el investigador no puede quedarse en lo espectacular del contacto y buscar más allá para corroborar todo lo obtenido.
Lo sorprendente es que los datos facilitados en aquella sesión eran muy correctos y aproximados, como si unas manos invisibles hubieran guiado ese máster para dar a conocer su historia, la historia de un sitio «paranormal». ¿Casualidad?