La aventura del misterio

Fantasmas y experiencia del más acá

En ocasiones nos podemos encontrar situaciones límites que más producto de lo paranormal suelen ser producto de la sugestión y el miedo a lo paranormal (valga el juego de palabras)

24 abr 2022 / 04:00 h - Actualizado: 24 abr 2022 / 04:00 h.
"La aventura del misterio"
  • Fantasmas y experiencia del más acá

No se puede considerar un fraude, sólo un error de percepción, un error que puede llegar a inducir que se está ante un fenómeno inexplicado.

Eso es lo que le sucedió a una familia en la sevillana barriada de Villegas. Allí comenzó todo una noche en la que una de las tres hijas que tiene el matrimonio (de 12, 15 y 19 años) se levantó de madrugada a beber agua, medio adormilada encaró el pasillo que conduce a la cocina y pudo ver, al final del mismo, una cara que «la miraba». La veía en la oscuridad, de forma tenue brillaba.

La chica, espantada, entró en la habitación de sus padres -de fuertes convicciones religiosas- y contó lo que había visto. El padre, temeroso, se levantó y pidió a su esposa y su hija que rezaran hasta quedarse dormidos.

A la mañana siguiente, la hija mayor ya se había marchado al trabajo, y la mujer se levantó con miedo.

A llegar al pasillo no había nada. Respiró aliviada creyendo que todo podía haber sido imaginaciones de su hija pequeña y su marido. Él juraba que lo que había visto era real y su hija coincidía con lo que el padre afirmaba.

Decidieron no decir nada al resto de integrantes de la familia. Al caer la noche nuevamente se produciría el evento «paranormal». La chica volvió a levantarse y vio aquella cara al final del pasillo. E

sta vez no quiso llamar a sus padres y lo contó a su hermana de 15 años. Ésta se levantó y al ver la cara salió corriendo a la cama y se tapó la cabeza.

Tensión y miedo

El clima de tensión iba en aumento y decidieron llamar a los investigadores de lo extraño en Sevilla. Lo primero que se hizo es entrevistar a todos y cada uno de los testigos que había visto aquella cara. Curiosamente las dos últimas noches, coincidiendo con el fin de semana, no se había visto nada.

La mayor de 19 años no había visto nada pero el resto de la familia parecía coincidir: era la cara evanescente de alguien que desde el final del pasillo los miraba, sólo se distinguían algunos rasgos, pero era evidente que lo que estaban viendo era algo real.

Así las cosas se les pidió a la familia que conviviera unas noches con un equipo de investigadores que tratarían de no interferir en el discurrir normal que tenían. Al caer la noche se ocupó una salita contigua desde la que hacer mediciones, pruebas de psicofonías y repasar la historia del lugar.

Sobre las 2:00 de la madrugada llegó la hija mayor.

A las 2:38 de la madrugada una voz resonó: «ahí está«, alertándonos de la presencia de la cara misteriosa. Lo primero que hizo el equipo fue asomarse y comprobar cómo, realmente, algo había al final del pasillo. Y lo más sencillo fue encender la luz...¡Sorpresa!

Resolviendo el problema

Realmente descubrimos al fantasma: se trataba del estampado en fluorescente de la camiseta de la hija mayor. De estar con ella puesta y recibir la luz se «carga» y brilla en la oscuridad durante un tiempo limitado para ir perdiendo intensidad.

Al llegar a casa dejaba la misma en una silla, extendida sobre el respaldo de una silla para que no se arrugara. Al salir de la habitación, en el pasillo, lo que se veía era la cara fluorescente en la camiseta y daba lugar al equívoco.

Lo más sencillo, y lógico, hubiera sido encender la luz pero el miedo atenazó a aquella familia que dio por sentado que había un «fantasma» en su casa. Un error, sugestión y miedo que mantuvo en vela a la familia durante algunas noches y que aprenderán a que no es fantasma todo lo que se aparece.