El papa Francisco, que tantos tópicos ha ido rompiendo desde llegó a la silla de San Pedro hace ahora casi ocho años, acaba de romper otro, en este caso un techo de cristal, al nombrar por primera vez en la Historia de la Iglesia a una mujer como subsecretaria para el Sínodo de los Obispos, que es esa asamblea de obispos seleccionados de entre todas las regiones del mundo en que estos se reúnen en contadas ocasiones para fomentar la unión entre ellos y el Pontífice.
En ese puesto, y rodeada de varones, se verá la religiosa francesa Nathalie Becqueart, hasta ahora responsable del apostalado de los jóvenes en su país. El nombramiento ha sido recibido como lo que es: otra puerta abierta más a la participación de la mujer en el Vaticano. El propio secretario del Sínodo, que ahora será el jefe inmediato de Becqueart, Mario Grech, ha explicado que el nombramiento se enmarca “en una creciente participación de las mujeres en estos sínodos”, donde en las últimas ocasiones ha ido creciendo el número de mujeres como expertas o auditoras. “Ya veremos qué otros pasos puedan darse en el futuro”, ha señalado Grech.
Verdaderamente, el nombramiento supone que por primera vez una mujer tenga derecho a voto en un órgano de poder dentro de la Iglesia católica. Por eso es un gesto revolucionario. Becquart ha sido nombrada junto al sacerdote agustino español Luis Martín.
La propia oficina de prensa del Vaticano lo ha dado a conocer hoy y ha insistido en el interés del papa en “reivindicar el papel femenino en los vértices de la Iglesia Católica. Este gesto, además, podría abrir la puerta a que las mujeres pudieran votar los documentos finales que salen de las reuniones episcopales, hasta ahora en manos exclusivamente masculinas.
Becquart nació en Fontainebleau (Francia) en 1969 y, desde 2019, era ya consultora de la Subsecretaría General del Sínodo de los Obispos. En una entrevista para Vaticans News, Becquart asegura que “nunca lo hubiera imaginado” y que está “bastante impresionada”, si bien recibe el cargo como “una llamada de la Iglesia y del papa Francisco que viene a unirse a la llamada interior que vengo escuchando desde hace muchos años”. Asimismo, ha señalado que está “muy conmovida porque lo recibo como un signo de confianza para las mujeres en la Iglesia, para las religiosas y, más ampliamente, también para los laicos, en respuesta a todo lo que se ha dicho en los últimos Sínodos y en lo que el papa insiste mucho: el desafío de involucrar a las mujeres en la toma de decisiones y en el discernimiento en la Iglesia”.