Phuket, playas, diversión y culto al cuerpo

Un gimnasio de cross fit, otro de muay thai, un hostal adaptado para deportistas, aquí un café , allá un centro de masajes...

05 sep 2018 / 23:50 h - Actualizado: 05 sep 2018 / 23:51 h.
"El paraíso en mi mochila"
  • Phuket, playas, diversión y culto al cuerpo

Phuket, la isla más grande de Tailandia, está situada en el suroeste del país. Es un conocido destino turístico por sus playas, que sin ser las mejores de Tailandia siguen siendo atractivas por su vegetación y sus aguas cristalinas. La más concurrida es Patong Beach donde acuden jóvenes de todas partes del mundo a salir de fiesta en sus numerosos bares y discotecas. A decir verdad, esta zona no es de las más bonitas, pero algo debe de tener que yo no supe descubrir, cuando miles de turistas inundan sus días de playa y sus noches de desenfreno.

En la isla existen otras playas más bellas, como es el caso de Kata Beach donde se puede surfear y apreciar bonitos atardeceres. Bang Thao Beach, que es una de las más bonitas y donde están los resorts de lujo. Rawai Beach es ideal si quieres ver las típicas embarcaciones tailandesas de cola larga, e incluso alquilar una de ellas con patrón incluido para disfrutar de un paseo por el mar y ver los islotes cercanos. Y Banana Beach, lugar secreto de viajeros y bohemios, es una playa desértica que al tener difícil acceso permite disfrutar de la belleza de la costa tailandesa con la máxima serenidad.

Pero Phuket no solo ofrece sol y playa. La cascada Bang Pae se encuentra al norte de la isla dentro del Parque Nacional Khao Phra Thaeo, y aunque la entrada no es gratis para los turistas, por unos cinco euros por persona podrás bañarte todo el día en distintas pozas y descubrir la fauna y la flora de Phuket.

Otro punto de interés es la ciudad de Phuket, que si bien no destaca por su belleza tiene un pintoresco centro histórico que conserva algunos edificios coloniales de la época en que los portugueses se asentaron para hacer el comercio entre Europa y el Sudeste Asiático, entremezclados con templos budistas y chinos. Wat Chalong, templo budista construido en el siglo XIX, es una visita de obligado cumplimiento por ser el más grande e importante de los veintinueve templos de Phuket.

Tampoco te puedes perder los mercadillos callejeros. El que más me gustó es el que se celebra los domingos por la tarde en Thalang Road. Pero también son bastante interesantes el Rawai Seafood Market, donde los pescadores locales venden el género que pescan en el momento, y el Naka Night Market, donde se puede encontrar todo lo que puedas imaginar y está ubicado en la carretera principal de Chao Fa West. Este último abre los sábados y domingos de 16 a 23 horas.

Sin embargo, lo que no se conoce de esta ciudad es que es destino de deportistas de élite, profesionales del deporte y aficionados tenaces que reservan un poco de su tiempo y su dinero para darle culto al cuerpo.

Hay una calle llamada Soi Ta-iad, en el subdistrito de Chalong, que no se parece a nada de lo que hasta ese momento conocía. Se trata de una carretera característica de las afueras de las ciudades del Sudeste Asiático con poco más que una franja de asfalto y una hilera de comercios a cada lado de la misma, colocados de manera desordenada, conservando la vegetación propia de un entorno poco desarrollado. Está plagada de gimnasios, restaurantes de comida sana, centros de bienestar y hospedajes adaptados a deportistas que eligen pasar sus vacaciones quemando grasa y dándole volumen a sus músculos.

También escuché durante mi estancia allí, más de un testimonio de personas de otros países que habían viajado hasta allí solo para perder peso de forma natural, pues habían elegido estos duros entrenamientos como alternativa a una liposucción. Una chica americana me decía con evidente satisfacción: «Por lo que vale esa operación me pago los entrenamientos, el vuelo y mis vacaciones aquí y lo hago con un método mas sano, duradero y que, además, me reforzará la autoestima».

El origen de esta especie de centro comercial del bienestar tuvo su origen en el gimnasio Tiger, un renombrado centro de muay thai entre los amantes de esta modalidad de boxeo. El muay thai es el deporte nacional de Tailandia y se desarrolla de pie por medio de golpes con técnicas combinadas de piernas, brazos, pies, rodillas, y codos, además de algunos barridos, sujeciones y lanzamientos. Alrededor de este gimnasio se empezaron a abrir otros gimnasios similares, a los que también se unieron otros de cross fit y yoga. Así se fueron concentrando en esta calle los mejores gimnasios de la ciudad que se complementaron con otros servicios para deportistas extranjeros, todos con una clara orientación hacia la vida saludable.

Un gimnasio de cross fit, otro de muay thai, un hostal adaptado para viajeros deportistas, aquí un café con gran variedad de bebidas isotónicas, jugos naturales y batidos con proteínas, allá un centro de masajes, en frente un restaurante de exquisita comida thai y algún que otro estudio de tatuajes conforman una oferta completa. Así se sucede un comercio tras otro hasta ocupar los más de dos kilómetros que mide esta «calle de la vida sana» popularmente conocida como Tiger Street.

Muy cerca de esta calle se encuentra el famoso Buddha gigante de Phuket que es otra visita recomendable. Aunque para recorrer los más de cinco kilómetros de camino que llevan hasta la cima del monte donde está ubicado se requiere de cierta forma física. Es muy común que en todos estos gimnasios sea parte del entrenamiento darse una carrera hasta el Buda al amanecer o al atardecer.

Por último, y para cerrar este artículo no quiero olvidar puntuar que Phuket queda a unas dos horas en ferry de la preciosa isla de Krabi, y a tan solo hora y media de unas de las islas mas divinas del mundo, las Phi Phi. Allí pude observar los parajes mas hermosos y las playas mas paradisíacas que puedas imaginar. La que más me emocionó fue Maya Beach, donde se rodó la película de La Playa con Leonardo Di Caprio. Este escenario de película es un trozo de paraíso escondido que merece la pena visitar al menos una vez en la vida. Otro paraíso que guardé en mi mochila.