La torta inglesa, el patrimonio más dulce de Carmona

La unión entre ciudad y manjar sigue siendo fuente de largas colas los fines de semana en las diferentes confiterías

Ezequiel García ezegarcia85 /
h - Actualizado: 20 ene 2017 / 11:33 h.
"Gastronomía"
  • La clásica torta inglesa de Carmona está rellena de cabello de ángel. / El Correo
    La clásica torta inglesa de Carmona está rellena de cabello de ángel. / El Correo
  • Los miembros de la confitería Nevada, en su obrador. / E.G.
    Los miembros de la confitería Nevada, en su obrador. / E.G.

Los cientos de miles de turistas que cada año visitan la ciudad de Carmona quedan maravillados con su patrimonio histórico. Otros muchos se van encantados con la hospitalidad y calidez de sus lugareños, y gran parte de ambos, de su gastronomía. Carmona es ciudad de buen comer, y sobre todo, distinguida por su variedad.

Pero entre todos sus productos, solo uno ha conseguido atraer a propios y extraños, como colofón de una fría tarde de fin de semana, a las diversas confiterías de la ciudad, con colas que pueden llegar a alcanzar, en hora punta, los 30 minutos.

Hablamos de la torta inglesa. Un producto del que no se sabe con certeza cuál es su auténtico origen. Según indica el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, «esta receta parece ser más bien fruto del sincretismo cultural». Coincide la tradición oral carmonense con el IAPH en que el presunto origen de la torta inglesa se sitúa cronológicamente «en los años 1882-1885, periodo durante el cual el arqueólogo inglés Jorge Bonsor, descubridor de la Necrópolis, se estableció en el pueblo de Carmona para seguir sus investigaciones en la comarca de Los Alcores».

Hasta aquí todo parece concordar. Nombre y apellido. Cuenta el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía que en la plaza de San Fernando, vulgo «de Arriba», «existía una pequeña pastelería conocida como La Cana, apodo de la afamada pastelera que allí obraba, de la cual el arqueólogo era asiduo cliente. La pastelería de la época, influenciada por la cultura árabe y limitada al uso de pocos ingredientes, resultaba, sin embargo, un poco austera».

Y concluye el registro del IAPH que Bonsor «tras adquirir confianza con La Cana, de la que admiraba su maestría, le sugirió la elaboración de un pastel con base de bizcocho, cubierta de hojaldre espolvoreada de azúcar glas y canela, y rellena de cabello de ángel, de la cual pronto se volvió aficionado». Otra versión del mismo IAPH relata que «La Cana fabricaba esta torta cuando Jorge Bonsor llegó a Carmona y que se aficionó tanto a este dulce que diariamente enviaba a su criada a la pastelería, quien pedía la torta como la torta del inglés».

Sin embargo, Ignacio Rodríguez, director del Conjunto Arqueológico de Carmona (CAC), en el que vivió Bonsor, y uno de los historiadores que mejor ha profundizado en la figura del famoso inglés, difiere con la tradición oral local. «No hay nada cierto sobre la torta inglesa. Existe el pensamiento de que se debe a la afición de Bonsor hacia ese tipo de dulces, pero sabemos a ciencia cierta que Bonsor no compró dulces en su vida». De hecho, Rodríguez insiste en que el británico «era una persona bastante mezquina y llevaba anotación de todos los gastos que hacía a diario, desde los más grandes a las minucias más insignificantes. En sus más de treinta cuadernos de anotaciones no hay ninguna dedicada a consignar gasto alguno en pasteles, dulces o similar».

De hecho, como curiosidad, afirma que «Bonsor no tenía sirvienta y no gastaba dinero en semejantes cosas. En un ejemplar del periódico de la época, La Andalucía Moderna, que aún se conserva en la biblioteca municipal, se da cuenta de la fiesta organizada por Bonsor para celebrar el centenario de la reina Victoria. Allí se describen los aperitivos y viandas servidas y no hay referencia alguna a las tortas».

El director del CAC insiste en que, a pesar de no gastar mucho dinero, «hizo vida social, de hecho era muy popular, pero siempre invitado por alguien. Sabemos los días que salía al campo porque siempre compraba un bollo y un huevo duro. Cuando salía con su colega Paris, llevaba dos bollos y dos huevos».

Ignacio Rodríguez, además, concluye que «este tipo de dulce a base de bizcocho y hojaldre es tradicional de la repostería española, pero sin duda alguna, es en Carmona donde goza de mejor salud, quizás por toda la leyenda que la envuelve y el buen hacer de sus reposteros».

Cómo se elabora

Sea cual fuere el origen, envuelto en ese misticismo que todo lo histórico desprende, la torta inglesa es casi tan famosa como el lucero de ocho puntas del escudo carmonense. Para elaborarla es necesario preparar dos tipos diferentes de masa. Por un lado, el bizcocho, y por otro el hojaldre. Una vez horneadas ambas masas, se coloca la base de bizcocho, se recubre con abundante cabello de ángel y se termina con el hojaldre fino y crujiente, espolvoreado con azúcar glas y canela que dibuja las porciones, nada de Union Jack.

Son varias las confiterías que dedican parte de la jornada a su elaboración. En la calle Chamorro se encuentra un obrador muy pequeño, cuyas colas pueden superar la media hora. Es la Confitería Las Delicias, cuya reina es la torta inglesa rellena de cabello de ángel, además de sus exquisitos rameados. Toda una experiencia ver a muchos capitalinos hacer cola mientras preguntan a los lugareños cuál comprar y cómo tomar.

Con unas instalaciones enormes y muy cómodas en el Polígono Industrial El Pilero, Lora-Jiménez lleva desde 1957 ofreciendo no solamente tortas, sino su gran variedad de dulces. Su crecimiento en los 90 les hizo cambiar de ubicación, abandonando la histórica confitería de la calle León de San Francisco, pero jamás la tradición de seguir ofertando tortas de decenas de sabores con un gusto exquisito.

Asimismo, Confitería Nevada es la más joven de estos tres negocios señeros, fundada por Antonio Vaca en septiembre de 1990. Su jefe y dueño nos dice que «en un fin de semana, pueden llegar a venderse casi 300 tortas inglesas, sobre todo ahora en invierno, pues con el calor del verano el número de ventas baja». Asimismo, indicó que ha notado «cómo ha aumentado el número de excursiones que paran en la confitería para llevarse alguna que otra torta».

Nevada, al igual que el resto, ha innovado en una gran multitud de sabores, logrando actualmente «llegar casi a los 50». No obstante, Antonio Vaca insiste en que cada «seis u ocho meses renovamos la carta, dejando a un lado las menos demandadas y probando con nuevos sabores tan diversos como la crema catalana o la frambuesa, entre otros». A pesar de todo, la reina sigue siendo «la de cabello de ángel, seguida muy de cerca por la de Nutella, que está pisándole los talones a la clásica. Ya en tercer lugar, estaría la de nata y sus diferentes sabores».

Por último, Vaca nos indicó que «en estas últimas semanas, está subiendo las ventas de las tortas con sabor a Kinder Bueno y leche merengada», claro ejemplo de la innovación en sabores de un dulce que, con más de un siglo de historia, sigue siendo el rey de la sobremesa carmonense con carácter universal.