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La hermandad de Molviedro vuelve a encandilar al público con la complicadísima salida de sus dos pasos. / José Luis Montero
El Domingo de Ramos amaneció en la plaza de Molviedro con cara de pocos amigos después de la tromba de agua que cayó durante las primeras horas del día. Las noticias que manejaban en la junta de gobierno no eran del todo buenas y había que esperar para decidir si se sacaba la cofradía a la calle. Cientos de cofrades sí iban llenando la plaza y las calles aledañas con la clara intención de ver la cofradía aunque las noticias que llegaban desde el Porvenir también metían el miedo en el cuerpo. La hora de demora que pidió La Paz dejaba claro que los partes amenazaban con fastidiar de nuevo el día más importante de la hermandad.
Pero finalmente no fue así. A las tres y diez de la tarde, sólo veinte minutos de retraso, se abrieron las puertas y comenzó a salir el cuerpo de nazarenos. La salida de los dos pasos de esta cofradía siempre desatan la emoción del público dado que los costaleros deben plantarse de hinojos al tiempo que los externos ayudan desde fuera. Alguien que no conozca la Semana Santa diría de entrada que resulta imposible que tanto el Señor como la Virgen de los Dolores y Misericordia puedan atravesar el dintel, pero no es así. Cada Domingo de Ramos, el milagro se repite en la coqueta plaza de Molviedro.