Guía Cofrade: Bolsa de Caridad (122)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

11 abr 2017 / 08:42 h - Actualizado: 11 abr 2017 / 08:42 h.
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  • Economato de la Hermandad de la Caridad. / J. M. Paisano
    Economato de la Hermandad de la Caridad. / J. M. Paisano

De la caridad y la asistencia social gusta decir, aunque ésta última parece ir más allá, aun en el compromiso del sentir y obrar cristiano en esta sociedad. Gusta decir, pero ¿gusta hacer? «Ama y haz lo que quieras», decía el de Hipona, aquel San Agustín de las Confesiones y la Ciudad de Dios. Pero, ¿quién ama al prójimo como a sí mismo?

¡Qué bueno poder expresar en este medio eso que no cotiza en la bolsa de valores hoy! ¿Cómo llamarlo mejor? ¿Caridad, amor, solidaridad, soluciones sociales? Aceptemos como primera síntesis la luz oscurecida y brillante de las hermandades. Luz oscurecida, porque «que no sepa la izquierda lo que hace la derecha». Desde luego esto es muy evangélico, pero, ¿es productivo y modelo de ejemplo que educa socialmente? Tengo dudas, y desde ellas digo que hay que contar más lo que hacemos, o hacer más sin contarlo, porque cuando no dices lo que eres, alguien dirá lo que no eres; tal es la fuerza que impone la verdad social o de conveniencia. Los vientos de un laicismo cada vez más imperante nos harán mostrar que una hermandad que no es caritativa ni social, no es hermandad. Y luz brillante, porque nadie es más que nadie si no hace más que nadie, y porque siempre tratamos de ser mejores sin creernos nunca mejores que nadie.

Guía Cofrade, decimos, pero tengo que meditar mucho qué medio de prensa, radio o televisión dedica tiempo, páginas y espacio a este pilar fundamental, la Caridad y Asistencia Social, que es un entorno social donde los problemas están a flor de piel. Trabajar en este campo es como criar a un bebé que lo exige todo en el acto.

No solo de músicas, dorados y bordados viven el hombre y las hermandades y cofradías, sino de todo lo bueno que brota del corazón de los hermanos cofrades. ¿Y si es bueno y es cofrade, por qué ocupa tan pocos y cortos espacios?

Las hermandades nacieron, además de para otros fines, como sociedades de ayuda mutua y recíproca. Las propias órdenes, antes de ser militares, nacieron con ese mismo fin. Si olvidamos esto, si nuestra aplicación no está en esto, ¿qué pasa? ¿Qué ocurre cuando algo, lo que sea, pierde su esencia? Al prójimo como a ti mismo, es lo único que justifica todo. Asistencia social o bolsa de caridad, ¡qué más da! El «Otro», como referente cristiano, aquí se recoge y compila toda la Ley de los Profetas.

Este es el camino: darse es más que dar, la Caridad en las manos y la Misericordia en el corazón. ¡Cuidado con las higueras frondosas, pero sin higos! Cuidado con esconderse en el jardín al escuchar los pasos cuando Dios pasea. Cuidado con, cuando Dios pregunta «Adán, ¿dónde estás», echar las culpas a otros («La mujer que me diste por compañera...»). No seamos Zebedeos que piden a Dios que haga lo que ellos quieren. La Virgen, a la que ya paseamos estos días, nos dejó la clave: Haced lo que él os diga, como Yo dije «Hágase en mí según Tú quieras». Y yo digo: Ese es camino, los demás son falsos y erróneos atajos.