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Guía Cofrade: Miércoles de Ceniza (83)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

03 mar 2017 / 06:22 h - Actualizado: 03 mar 2017 / 06:22 h.
"Cofradías","Guía cofrade"
  • Un sacerdote marca la señal de la cruz durante el Miércoles de Ceniza. / Efe
    Un sacerdote marca la señal de la cruz durante el Miércoles de Ceniza. / Efe
  • El papa Francisco impone la ceniza. / Efe
    El papa Francisco impone la ceniza. / Efe

«Conviértete y cree en el Evangelio» (Mc 1,15) y «Polvo eres y en polvo te convertirás» (Gén. 3,19). Bajo dichas fórmulas expresadas por el sacerdote durante la celebración de la Eucaristía el Miércoles de Ceniza da comienzo la Cuaresma. Un gesto simbólico que recuerda a los cristianos su condición humana, abriendo un tiempo de conversión y de penitencia para la Iglesia Católica, marcado por el ayuno espiritual. Litúrgicamente, la celebración del Miércoles de Ceniza está sometida a una fecha móvil, cada año supeditada a la fecha en la que se celebra la Semana Santa y de manera particular la Pascua de Resurrección. De tal manera, el fluctuante Miércoles de Ceniza suele fijarse en la horquilla temporal que va desde el 4 de febrero al 10 de marzo de cada año. Igualmente, cabe apuntar que las cenizas utilizadas para ese rito de la imposición, bajo la señal de la cruz en la frente de los fieles, se obtiene de la quema o incineración de las palmas y ramos de olivo que se bendicen durante el Domingo de Ramos del año anterior. Con el Miércoles de Ceniza entramos de lleno en la Cuaresma, del latín quadragésima, que significa quadragésimo día o Cuarenta días, tradición que hunde su origen en el siglo IV y cuya extensión temporal abarca hasta el Jueves Santo, cuando la celebración durante los Sagrados Oficios de la Misa In Coena Domini o Misa de la Cena del Señor, la Iglesia Católica se prepara para la celebración del Triduo Pascual, que culminando el Domingo de Resurrección, abre el tiempo litúrgico de la Pascua. Podemos decir que en la Sevilla de la cuenta atrás, en la ciudad de la víspera y en los corazones de los cofrades que anhelan despertar del sueño de todo un año, el Miércoles de Ceniza escribe con letras doradas en el almanaque de la inquietud, el comienzo del anticipo de una promesa que vuelve para cumplirse. Un pistoletazo de salida para otra ensoñación primaveral sevillana llamado Miércoles de Ceniza, que se convierte, casi sin quererlo, en el mismo Alfa de todo lo que ha de venir hasta la llegada de la Semana Santa. Un Alfa que tendrá su contrapunto cuando, al llegar el Sábado Santo, el Omega se haga presente en el intimísimo de la plaza de San Lorenzo, cuando saetas quebrándose en el viento, echen el cerrojo definitivo, con la entrada de la Soledad, a un sueño que etéreamente vuelve a evaporarse.