Guía cofrade: Pin (266)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

06 nov 2017 / 22:36 h - Actualizado: 06 nov 2017 / 22:38 h.
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  • Los pines con forma de nazareno o con escudos de hermandades son los más extendidos. / El Correo
    Los pines con forma de nazareno o con escudos de hermandades son los más extendidos. / El Correo

No desvelamos nada nuevo; al cofrade le gusta identificarse. Y en esta humana vanidad, las insignias se convierten en instrumentos fundamentales. Durante la Semana Santa, desde luego, pero también todo el año, los prendedores (o, en inglés, pin, un término mucho más extendido que nuestro vocablo castellano) son unos minúsculos adornos fundamentales en la solapa de la chaqueta, en el polo o incluso enganchado en el macuto de hombro de todo amante de las cofradías. Y, si se hiciera un estudio, el uso de estos pequeños objetos es abrumadoramente mayoritario por parte de los hombres con respecto a las mujeres.

El origen del pin no es especialmente memorable; los primeros en troquelar masivamente pines para lucirlos fueron los Nacional Socialistas del partido Obrero Alemán, como una de sus principales estrategias de propaganda de su régimen. Corriendo un tupido velo, los pines prosperaron como una manera de darse a conocer, de decir algo de nosotros mismos y, en España, eclosionaron en 1992. Un fasto como la Expo’92 los puso de moda; cada pabellón tenía el suyo propio y cualquier ocasión era bueno para colocarnos uno. Fue tan grande la tendencia que incluso se editó, a nivel nacional, la revista Pin’s Magazine, de (muy) efímera existencia.

Hoy, con la pasión más moderada, los pins han encontrado una asegurada prosperidad en el mundo cofrade. Las tiendas especializadas y, desde luego, las propias hermandades son las encargadas de venderlos. Los más comunes son los escudos de las propias corporaciones que permiten una rápida identificación entre cofrades; pero también están muy extendidos los de nazarenos, cada uno con su atuendo característico: «Mira papá, ese señor es de La Hiniesta. Lleva el escudo en la solapa». ¿Le suena?