La Semana Santa en un gesto

Sordos y sordociegos tuvieron ayer la oportunidad de tocar, besar y abrazar al Cristo de la Vera-Cruz, un acto que se repite desde hace nueve años. «Esta es nuestra Semana Santa», afirman

06 abr 2017 / 23:35 h - Actualizado: 06 abr 2017 / 23:45 h.
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  • María José Mogrera besa emocionada al Cristo de la Vera-Cruz en presencia de José de Cristóbal y Marcelino Manzano. / El Correo
    María José Mogrera besa emocionada al Cristo de la Vera-Cruz en presencia de José de Cristóbal y Marcelino Manzano. / El Correo

María José Mogrera recorrió cada palmo de la talla del Cristo de la Vera-Cruz con sus manos. Escuchaba las explicaciones de José de Cristóbal, hermano mayor de la cofradía, «es un Cristo pequeñito», hasta que no pudo reprimir la emoción. «¿Lo puedo besar?», preguntó. Ante la respuesta afirmativa, rompió a llorar y buscó el consuelo abrazada fuertemente a la imagen por la cintura, con su rostro apoyado en el costado.

Sevillana, de 73 años, actriz retirada de la Agrupación Teatro Homero, María José fue perdiendo progresivamente la vista, hasta que hace 10 años fue operada de un laucoma y se quedó ciega. Ya el año pasado tuvo ocasión de participar en este acto organizado conjuntamente por la hermandad del Lunes Santo y la ONCE que se ha convertido casi en un tradición, tras nueve años consecutivos. Por la tarde, le tocaba el turno a Aspacide, la asociación de sordociegos.

A María José le encanta la Semana Santa, pero para oír las bambalinas, el racheo del paso de los costaleros, necesita estar en primera fila y resulta que a su marido no le gustan las bullas, así que la mayoría de las veces prefiere quedarse en casa. Por esto, este momento que le regala la Vera-Cruz es tan importante: «Sé que es un privilegio, pero ésta es nuestra Semana Santa».

Exactamente la misma frase repetía entre lágrimas Lola García-Baquero. Tiene 49 años. En 2012 le diagnosticaron la enfermedad que le dejó completamente ciega dos años después. No podía reprimir las lágrimas: «Ha sido una experiencia muy emocionante», confesaba, a la vez que admitía que tenía «sentimientos encontrados». Desde que perdió la vista no ha vuelto a salir en Semana Santa. Le da miedo tropezarse en una bulla. Así que poder tocar, besar y abrazar al Cristo de la Vera-Cruz como hizo ayer por primera vez es una «oportunidad maravillosa para pedirle fuerzas», un gesto que agradecería que hicieran otras hermandades.

«Este ejemplo lo debería seguir el resto de cofradías de Sevilla y de España», secundaba Jesús Casanueva. Tiene 78 años y perdió la vista hace ocho. Capiller de Los Estudiantes durante 12 años, cuando la hermandad aún residía en la Anunciación, ahora tiene que conformarse con seguirlo por la televisión, aunque este año ha participado en el sorteo de los palcos de Participa Sevilla y justo le ha tocado el Martes Santo.

Pero para que el resto de hermandades haga esto que hace la Vera-Cruz tiene que tener tan claro como José de Cristóbal que su Cristo «está para evangelizar» y que «ésta es la forma de evangelizar a los que no pueden verlo». «Si hay que restaurarlo, se restaura. No habrá dinero mejor invertido», afirmaba, aunque tiene la tranquilidad de que varios restauradores le han dicho que esto, una vez al año, no va a dañarlo.