Más personas como Pepe Moreno

El hermano mayor de los Gitanos pasa un mal momento a pocos meses de terminar su mandato al frente de la Hermandad

28 sep 2017 / 09:46 h - Actualizado: 28 sep 2017 / 09:47 h.
"Los Gitanos","Sevilla Al Minuto"
  • Más personas como Pepe Moreno

Es un hombre de palabra, comprometido y con buena fe. Busca siempre la armonía, sabe pedir perdón como pocos y siente a su gente y a su hermandad como muchos deberían. Lo que sé de Pepe Moreno es que no cabe ni una gota de maldad en su gran corazón. Puede que se haya equivocado, que haya hecho cosas mal, pero la sinceridad de sus buenas intenciones le delata, y pide disculpas porque nunca quiso otra cosa que no fuera el bien.

Lleva siete años al frente de la hermandad de Los Gitanos y muchos dicen de él que es demasiado blando. Él reconoció sus errores, sin misterios, transparente y humano. Pidió perdón, de nuevo, para que quedara claro que lo único que quiere es que todos estén bien, que no haya bandos.

Lo que sé de él es que vino a contarnos que la ilusión no se gasta si es de verdad, y que nunca cuenta con la mala intención porque no es capaz de generar nada que se parezca al odio. Pero el mundo, ahora, parece no estar hecho para hombres honrados.

A menos de cuatro meses para que termine su actual mandato, A don José Moreno le han dejado de lado. Una triste forma de concluir una etapa de siete años en los que no ha faltado compromiso, cariño ni dedicación a sus hermanos. Este hermano mayor es, ante todo, un buen hombre que no merece este mal trago. Podrán decir que se equivocó, que no supo controlar a quienes debería haber controlado. Lo que él sí dijo de su junta de gobierno, es que «le pondría un once, no un diez, a todos». Y la realidad es que cuando habla, lo hace con el corazón en la mano, sin las pretensiones a las que otros nos tienen acostumbrados, sin restos de soberbia ni indicios de chaquetismo ilustrado.

Si en las elecciones de febrero habrá una sola o dos candidaturas, ya se verá. Los afanes de protagonismo ganan la partida, y las hermandades están más politizadas que nunca en estos tiempos de cabildos, candidaturas, nombres propios, ganadores y ganados.

La cordialidad brilla por su ausencia en estos tiempos cofrades. Un hombre que reconoce sus errores y sigue trabajando para que el proyecto de su hermandad continúe avanzando, dejando a un lado los egos, olvidando discrepancias y cogiendo a todos de la mano, merece otro trato. Los hombres como él escasean. Y no solo en las hermandades, escasean en la vida.

Recuerdo sus palabras cuando hablaba de sus pretensiones sin más filtros que el de la cámara de un plató de televisión. Habló de armonía, ese concepto en peligro de extinción, ese estado que parece imposible y que suena a utopía. El anhelo de armonía, dice mucho del corazón que la desea.

Pepe acude cotidianamente a su puesto en el mercado del barrio León, al que dedica su trabajo. Tiene la suerte de tener muy cerca a la Virgen de San Gonzalo. Ella es Salud, y Salud es Dios en Sevilla en el Cristo de los Gitanos. Ellos, a buen seguro, estarán siempre a su lado.

Es justo agradecer todo el tiempo que este hermano mayor ha dedicado a los suyos. Es duro convivir con desplantes como el que ha sufrido en sus carnes, síntoma de que, definitivamente, se ha perdido el norte y han crecido los egos. Esta sociedad que es nuestro día a día necesita más bondad y menos pulsitos, más cordialidad y menos orgullos, más personas como Pepe Moreno.