Carmona celebra hoy su día grande de Feria

Hasta el domingo cualquier visitante podrá acceder sin restricciones al más de medio centenar de casetas del Real

Ezequiel García ezegarcia85 /
19 may 2017 / 21:29 h - Actualizado: 19 may 2017 / 18:38 h.
"Tradiciones"
  • Carmona celebra hoy su día grande de Feria
  • Dos mujeres cambian a sus bebés en la sala de lactancia. / El Correo
    Dos mujeres cambian a sus bebés en la sala de lactancia. / El Correo

Volantes, abanicos, flores, enganches, disfrute y baile. Tópicos que son santo y seña de Andalucía y que durante estos cuatro días de mayo hacen de Carmona un epicentro de luz y color. La feria de la ciudad, que este año comparte semana con Dos Hermanas, Córdoba o Jerez, es referente en la provincia no sólo por ser abierta a propios y foráneos, sino por seguir avanzando en conciliar la vida familiar.

Antes de entrar en materia, y citando a Antonio Lería y Francisco Eslava, en su magnífica obra Historia Universal de la Feria de Carmona, cabe recordar que siglos antes que Sevilla contara con su feria en el Prado de San Sebastián, la capital de la comarca de Los Alcores era centro económico y festivo. Corría el siglo XIV cuando el rey Alfonso XI de Castilla otorga a Carmona el permiso de celebrar una feria franca de veinte días. Esta feria que tenía lugar en la plaza del arrabal o de abajo –actual Paseo del Estatuto– no era únicamente de ganado, pero se celebraría solamente durante diez años. No obstante, según el Ayuntamiento de la ciudad, es Enrique IV de Castilla el que otorgó en 1466 el privilegio de una feria anual ganadera.

Para Lería y Eslava no se restablecerá ningún mercado de estas características hasta el siglo XVII en el que hay constancia de que tenía lugar en las proximidades del convento de San Francisco una feria protagonizada sobre todo por plateros. Los frailes se encargaron de regularizar este mercado y fijarlo el 15 de agosto con motivo de la festividad de la Asunción y que se celebró hasta bien entrado el siglo XIX, aunque, eso sí, trasladándose a la plaza de Arriba y después quedando olvidado a favor de las fiestas patronales de septiembre.

Pero la feria como hoy la conocemos irá perdiendo su carácter comercial y adquiriendo su actual naturaleza lúdica aumentando cada vez más el programa de festejos a finales del XIX. El concurso de ganados se seguirá celebrando a principios del siglo XX pero desplazado en las inmediaciones de la ermita del Real o de San Antón. La caseta se convertía en el epicentro de la feria, y fue el germen de muchas peñas o asociaciones de ocio de la ciudad en los primeros años del siglo XX.

Definitivamente la calle Sevilla se quedó pequeña para acoger a las asociaciones y las actividades que organizaban y por ese motivo el Ayuntamiento decidió trasladar la feria al actual Real aprovechando la renovación que vino con la Expo del 29 para acometer las reformas necesarias para ello.

Y además de historia, la Feria de la ciudad sigue siendo pionera en muchas de sus iniciativas. Durante el día de ayer, y organizada por el propio Ayuntamiento, Cáritas-San Antón y la Asociación de Empresarios Feriantes de Andalucía, Ceuta y Melilla, la campaña Primero comparte, después diviértete fue un éxito, y en la que con la entrega en la Iglesia de San Antón de algún producto no perecedero o de higiene, cualquier ciudadano pudo obtener un máximo de tres tickets por persona, siendo todo un éxito de convocatoria.

Igualmente, este año vuelve a repetirse el gran avance para conciliar la vida familiar y el ocio dentro del recinto ferial. Es la nueva apuesta del consistorio por la Sala de Lactancia dentro de las dependencias de la Caseta Municipal. La intención es ofrecer un servicio cómodo y práctico a las familias que acuden a la feria con bebés y niños pequeños, tanto para facilitarles la lactancia, como el cambio de pañales, alimentación, relajación, etc. La idea surge de las concejalía de Fiestas y de Igualdad porque se ha entendido que la misma sirve para conciliar la vida familiar y el ocio de estas personas.

Esperanza tiene un bebé de cuatro meses. Es feriante desde pequeña, por tradición familiar. La idea de crear el pasado mayo una sala de lactancia fue «de lo mejor para las familias con bebés». El año pasado aún no era mamá, pero «este año me ha tocado a mí, y es un bálsamo de tranquilidad y sosiego para los recién nacidos». La misma Esperanza comentaba que «madres amigas mías tenían que romper su jornada festiva por tener que darle de comer o el pecho a sus hijos, o dejarlos con los abuelos con la comida preparada».

Otras ferias como la de Marchena han tomado como ejemplo esta sala de lactancia y también la han instalado. Sin duda, y a pesar del descenso en el número de atracciones por la coincidencia de otras grandes ferias como Córdoba, Jerez o Dos Hermanas, la ciudad conserva una feria que sigue brillando con luz propia.