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Cofradías

Cofrades en Cristo, da igual la advocación

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
05 dic 2022 / 12:00 h - Actualizado: 05 dic 2022 / 12:03 h.
"Cofradías","Historia","El tiempo","Semana Santa","Iglesia"
  • Chiquillos de los grupos jóvenes de las Hermandades del Gran Poder y la Vera Cruz de Los Palacios, de fructífera convivencia.
    Chiquillos de los grupos jóvenes de las Hermandades del Gran Poder y la Vera Cruz de Los Palacios, de fructífera convivencia.

Desconozco si estampas de integración cofrade desde las raíces como la que ilustra esta columna se daban antes, pero la imagen que yo conocí en mi pueblo cuando tenía la edad de estos chavales era bastante distinta. De modo que si uno cree en la evolución, para bien, de la humanidad, ha de creer necesariamente en la evolución de la Semana Santa. Hace treinta años, o algo más, unos nazarenos paraban a otros en mitad de la estación de penitencia blandiendo el cirio, cada cual el de su color; ostentando la vara, cada cual la suya, encendidos los ánimos porque una hermandad tenía que pasar por la misma esquina que la otra, en el mismo minuto. Lo recuerdo perfectamente, y mi nudo en la garganta de niño de ocho o nueve años, cargado innecesariamente con la vergüenza ajena de aquellos adultos... No creo que el numerito se diera solo en mi pueblo, porque la Semana Santa sevillana es mucho más ancha que larga. Ha pasado el tiempo y las aguas han vuelto tan a su cauce, que el Señor del Gran Poder, por ejemplo, y el Cristo de la Vera Cruz están representados de nuevo por juventudes sanas, sonrientes, cómplices y hasta maduras, en el convencimiento de que no solamente Dios es el mismo Dios, sino sobre todo el ser humano, aquí o allá, en el Furraque o en la Aurora, en España, en Sevilla o en el confín del universo. Qué lección para quienes han de sufrir, tanto tiempo después, tanta comparación sin que sea odiosa.

Los chavales de dos hermandades, de esas antagónicas de antes, de esas que han conocido poca o mucha rivalidad en cada pueblo o ciudad por el vano argumento de que de toda la vida los unos han sido romanos y los otros cartagineses, han organizado un encuentro de convivencia de ambos grupos jóvenes para rezar juntos; para reírse juntos; para comunicarse cara a cara y por el móvil, como hacen ahora; para comer juntos; para hablar de sus titulares y sus proyectos respectivos; para presumir de cofrades; para intercambiarse unos detalles, y, sobre todo, para demostrar como se demuestra el movimiento, es decir, andando, que no siempre los jóvenes aprenden de sus mayores, aunque, como el tiempo es circular y la gracia divina no tiene prisa, los mayores de hoy, que han sido jóvenes hace un rato, hayan propiciado la convivencia con la esperanza de no repetir los errores del pasado. Para que luego digan que la Historia no sirve para nada. Solo falta que la Iglesia, que es madre y santa, tome nota.