El tiempo entre costuras del PSOE

Los socialistas sacan músculo con un acto con sus 72 alcaldes, a la que se sumó, en son de paz, el sanchista Gómez de Celis, recién nombrado delegado del Gobierno en Andalucía

Iñaki Alonso @alonsopons /
15 jun 2018 / 21:24 h - Actualizado: 16 jun 2018 / 09:04 h.
"PSOE","Política","Juan Espadas","Verónica Pérez","Alfonso Rodríguez Gómez de Celis"
  • En el centro, la secretaria provincial del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, rodeada por los alcaldes socialistas de la provincia y por el presidente de la Diputación. / Manuel Gómez
    En el centro, la secretaria provincial del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, rodeada por los alcaldes socialistas de la provincia y por el presidente de la Diputación. / Manuel Gómez
  • Gómez de Celis, en el acto del PSOE. / El Correo
    Gómez de Celis, en el acto del PSOE. / El Correo

Tocaba lucir músculo, como cada año, rodeado de un batallón de alcaldes –más de medio centenar presenciales, pero en el papel 72 de 105 de la provincia–. El PSOE de Sevilla disfruta de esa sana costumbre de ganar en las urnas y celebrarlo con orgullo en cada aniversario, bien con mapas pintados casi totalmente de rojo o con una foto de la gran familia socialista. Pero ayer fue diferente, porque en el retrato se encontraba la familia y uno más.

A los alcaldes que acudieron de puntos tan alejados como Casariche, Montellano, Osuna, Almadén, Lebrija o Écija se sumó a la fiesta el máximo exponente del sanchismo en Andalucía –con permiso del alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, que ni estuvo ni se prodiga en estos foros– y recién estrenado nuevo delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. El antaño delfín de Monteseirín, histórico crítico frente al susanismo y actual cicerón por Andalucía del presidente Pedro Sánchez se plantó al acto de alcaldes por los tres años de gobiernos convocado por el PSOE de Sevilla en el Prado de San Sebastián, a escasos metros de la Torre Norte de la Plaza de España, que será la nueva casa del corresponsal del Gobierno central en Andalucía.

Pero no vino con el cuchillo entre los dientes. Con el viento a favor, el PSOE se pasa al tiempo entre costuras. Todos, tras la moción de censura, se abonan a la profesión de sastre. Celis, de hecho, pidió permiso al PSOE provincial para ir como miembro de la Ejecutiva federal y ni se colocó en primera fila cuando llegó, algo tarde, justo cuando el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, hablaba de los esfuerzos realizados desde lo local pese a las trabas desde Madrid. Fue la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, la que le invitó, poco después y tras un protocolario saludo, a primera fila. Al finalizar, hasta hubo animada charla, con bromas incluidas, entre aquellos enemigos cruentos en tiempos de primarias. «Mañana nos vamos a manifestar en Plaza de España», se escuchaba entre chanzas.

Nada más hacerse oficial el nombramiento en el Consejo de Ministros, tocó poner palabras a los gestos. Desde el Campo de Gibraltar, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, alabó «la valía» de Celis, al que tuvo «al frente de Puertos de Andalucía». El guante lo recogió el delegado del Gobierno, que ha pedido que Díaz sea la primera con la que se entreviste porque los objetivos de ambos «son comunes e idénticos». «Cansado» de que solo se recuerden sus encontronazos con Díaz, defendió «los muchos encuentros que ha habido» entre ambos.

Todos cosiendo, en felicidad y compaña. «Se nos nota más alegre que hace 15 días», afirmaba, a pecho descubierto, el alcalde de Utrera, José María Villalobos, tras todo el torbellino que ha dado con Sánchez en La Moncloa y con Rajoy fuera de la política. Fue sincero, al igual que otros en pedirle a sus ministros –los andaluces– que echen un cable a aligerar el corsé estatal a las medidas aplicadas a los ayuntamientos. Antonio Conde, como mandatario de Mairena del Aljarafe, pidió a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que «levante» lo que destruyó Montoro. Mientras, la alcaldesa de Osuna, Rosario Andújar, plasmó la realidad de la Sierra Sur y sus tierras de olivar, sometida a los nuevos aranceles de Trump, por lo que llamó al ministro de Agricultura, Luis Planas, que «los represente» ante esta injusticia.

Tampoco faltó el apoyo de los alcaldes socialistas a la defensa de las políticas de la Junta de Susana Díaz. Desde Aznalcázar, Manuela Cabello alabó las bonificaciones en las matrículas universitarias del Ejecutivo andaluz, mientras que Ana Isabel Jiménez, alcaldesa de Alcalá de Guadaíra, exaltaba las políticas sociales y de igualdad «con sello socialista». Entre tanto discurso, se palpaba la realidad que trasciende los discursos. Alcaldes que, tras minutos de formar estoicamente, empezaban a desarmar el pelotón para atender el móvil, a la oreja o en sus manos, para asuntos de urgencia de sus pueblos.

«Nos hemos vaciado en estos tres años», defendió Juan Espadas, que fue el primer alcalde en pronunciarse. El último fue Rafael Recio, de Camas, que tiró de casi siglo y medio de historia para distanciar el trabajo de su PSOE de «un partido de marketing». Antes que todos ellos, la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, reivindicó «con orgullo» la gestión de los «678 concejales que tiene el partido a lo largo y ancho» de la provincia. Tan satisfecha estuvo que anunció la convocatoria de una Convención Municipalista Provincial donde poner en valor los logros realizados desde lo local: desde los «reconocimientos en política social» de San Juan y La Rinconada, el papel emprendedor de Mairena del Aljarafe o a lucha de Utrera frente a los fondos buitres hasta la unidad de acción de los alcaldes de la Sierra Norte por los cortes de luz.