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Juan Ramón y el poeta chino Li Bai se encuentran durante tres días

La ciudad china de Mianyang dedica su festival cultural a analizar la relación entre los dos grandes escritores

24 oct 2018 / 10:11 h - Actualizado: 24 oct 2018 / 10:16 h.
  • Una de las plazas de la ciudad de Mianyang
    Una de las plazas de la ciudad de Mianyang
  • Juan Ramón Jiménez y el poeta chino Li Bai.
    Juan Ramón Jiménez y el poeta chino Li Bai.

Juan Ramón Jiménez nació 1.119 años después de la muerte de Li Bai. El genial poeta moguereño era un enamorado de la poesía asiática, y en Asia tienen al Nobel onubense como un referente a la hora de estudiar la literatura española de la primera mitad del siglo XX. Todo ello ha sido el caldo de cultivo perfecto para que la ciudad china de Mianyang le dedique tres intensos días a la cuna del poeta, Moguer, y a analizar la relación literaria entre dos de los escritores más importantes de la historia.

La embajada española en China ha sido la encargada de cursar la invitación de los organizadores al Ayuntamiento, que está presente en los actos, que hasta el 26 de octubre, se engloban en el Sichuan International Cultural Tourism Festival y el Li Bai Cultural Festival of “Belt and Road” (Ruta de la Seda), unos eventos que pretenden estrechar los lazos con algunas de las ciudades del mundo que han sido patria e inspiración para los mejores poetas de la historia, como es el caso del pueblo en el que vio la luz el Nobel Juan Ramón Jiménez.

Actos diversos durante tres días

El Ayuntamiento de Moguer aceptó la invitación de una cita diversa, que incluye en su programación, entre otras muchas propuestas, la celebración de una feria de productos turísticos culturales a gran escala, en la que va a ocupar un lugar destacado el pueblo natal del autor de ‘Platero y yo’.

Además de ser conocida como ciudad turística, lugar de invención de la pólvora y gran centro de la tradición taoísta, Mianyang es una ciudad vinculada estrechamente a la literatura al ser el lugar de nacimiento de Li Bai que vivió en la época de la dinastía Tang a finales del siglo VIII de nuestra era. Conocido en China como “el poeta inmortal”, es uno de los autores literarios más respetados y conocidos del gigante asiático, cuya figura sigue plenamente vigente.

Las autoridades chinas pretenden, a partir de la presencia de la ciudad de Moguer como invitada de honor en estos festivales, seguir estrechando los lazos de amistad en el futuro entre los pueblos natales de los dos poetas.

El alcalde, al frente

El alcalde moguereño, Gustavo Cuéllar, encabeza la representación institucional del municipio de Moguer que ha acudido a esta gran cita cultural y turística, que supone un nuevo reconocimiento a la figura del genio poético moguereño, y vuelve a colocar a la ciudad onubense en primera línea de la actividad cultural internacional, haciendo realidad aquél deseo expresado por el poeta: “Te llevaré Moguer a todos los países y a todos los tiempos”.

Y todo mediante la idea de la ciudad natal de Li Bai (701-762), considerado el mayor poeta romántico de la dinastía Tang. Aproximadamente 900 poemas suyos subsisten en la actualidad, si bien la atribución de muchos de sus poemas es incierta, lo que hace que el recuento de sus obras varíe en función de las fuentes consultadas.

En Occidente, sus trabajos se conocieron a través de traducciones muy liberales de versiones en japonés de sus poemas, realizadas por Ezra Pound, que le admiraba por su capacidad visual y al que, de hecho, consideraba el mayor ejemplo de visualidad de la literatura japonesa.

Un amante de la poesía asiática

Curiosamente, no se tiene constancia de que Juan Ramón conociese o siguiese la obra de su colega chino, pero sí está documentado que era un seguidor empedernido de la poesía asiática, e incluso fue determinante a la hora de conocer a su esposa, Zenobia Campruví, como desvela el escritor Santiago Posteguillo en el libro ‘El séptimo círculo del infierno’, donde ahonda en cómo la vida personal ha influido en algunos de los mejores escritores de la historia.

Un libro que, entre otros escenarios, lleva al lector al Madrid de 1913, cuando el Nobel moguereño intentaba encontrar silencio en mitad de la noche para poder escribir, y una risa que le llegó desde la estancia de al lado le hizo buscar a esa mujer, que finalmente fue su gran inspiración en la vida, la persona que marcó todo el devenir de su existencia, tanto personal como literaria.

A partir de ese momento, Juan Ramón intentó encontrar un nexo que le uniese con aquella misteriosa mujer, y lo encontró en el poeta indio Rabindranath Tagore (1861-1941), cuando, en una de las conversaciones de ambos sobre temas literarios, surgió su nombre, admitiendo el peta, ante una mujer con un perfecto inglés, que no dominaba tanto la lengua de Shakespeare como para disfrutar de su obra.

Desde ese momento, pactaron que ella traduciría la obra al español y él le daría sentido literario, naciendo mucho más que una amistad entre los dos.