Cuando Pablo Ruiz Picasso ideó y comenzó a pintar el Guernica, su cuadro más impresionante y famoso, seguro que no pensó que una obra de arte como esa terminaría echando una mano a gente sin recursos en la España más desarrollada en los albores del siglo XXI.
Era en el París de 1937, cuando el pintor malagueño afrontó pintar el cuadro entre los meses de mayo y junio, aludiendo con multitud de símbolos al bombardeo de Guernica, ocurrido el 26 de abril de ese mismo año, como uno de los episodios más sangrantes de la Guerra Civil.
El cuadro fue un encargo del director general de Bellas Artes, Josep Renau, a petición del Gobierno de la Segunda República Española para ser expuesto en el pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937 en París, con el fin de atraer la atención del público hacia la causa republicana en pleno conflicto. Ochenta y cinco años después, esa obra de arte se ha convertido en una causa social.
A favor de los que no tienen nada
La noche de pasado viernes, el teatro 'Villa de Mairena' de Mairena del Aljarafe acogía el estreno de 'Guernica ritual Picassiano', una obra de teatro que llenó completamente las casi 400 butacas del espacio escénico sevillano, y que ha salido adelante mediante el trabajo del taller de Teatro Ateneo de la localidad sevillana, el Grupo de Teatro Mujeres en Marcha, el Taller de Arte Maese Rodrigo y el Grupo de Teatro Aitema, que han unido sus talentos en el proceso de creación de este espectáculo multidisciplinar.
Se trata de una obra de creación colectiva dirigida por el miembro del Ateneo Manolo Sánchez Sánchez-Tirado, en colaboración con Pilar Rodríguez y Yovani Boza en el ámbito de las artes plásticas, con Alime Huma (piano y voz), Paco Barranco (chelo) y Mar Ochavo (viola) en el ámbito de la música, unidos a Aniceto Moreno en la imagen y el audiovisual. Acción, pintura y música, todo en directo.
‘Mairena Solidaria’
Toda la recaudación ha ido destinada a la Asociación 'Mairena Solidaria', que ha conseguido llenar por completo el aforo del teatro, y conseguir una recaudación que se empleará en un proyecto global en “los campamentos de fortuna de los temporeros africanos en la provincia de Huelva”.
Ahora, el dinero irá a parar a gente que el público que llenó la sala ni siquiera conoce, pero es lo de menos. Viven en los campamentos que se reparten por los campos de distintos municipios, como Lucena del Puerto o Lepe, lugares que antes se vaciaban en algunas épocas del año, pero que ahora cuentan con gente de enero a diciembre, ya que consiguen trabajos esporádicos en determinadas campañas agrícolas en toda la provincia.