La pureza del fervor en La Algaba

Los algabeños se echaron a la calle este domingo para vivir la procesión gloriosa de la Purísima, un evento que llegó a muchos rincones del mundo gracias a El Correo Televisión

25 sep 2016 / 18:36 h - Actualizado: 26 sep 2016 / 10:44 h.
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  • La localidad se vistió de gala para recibir la procesión gloriosa de la Purísima. / Manuel Gómez
    La localidad se vistió de gala para recibir la procesión gloriosa de la Purísima. / Manuel Gómez

Clavisur Residencia
«El pueblo la siente, la quiere»
. Es una de las muchas lecturas que podía hacerse observando los rostros de ilusión de los cientos de devotos que se echaron a las calles de La Algaba para vivir la procesión gloriosa de la Purísima Concepción de María Coronada, un acontecimiento esperado en toda la localidad que además logró hacerse más universal que nunca gracias a la retransmisión de El Correo Televisión.

En torno a las 10.00 horas del domingo, tras una salida de las que cortan la respiración de los presentes, la Virgen se puso en camino mientras sonaba su himno, Purísima Coronada, con su manto celeste recién restaurado, y precedida de un nutrido cortejo compuesto por representantes de las hermandades algabeñas y de la corporación municipal –incluido el alcalde, Diego Manuel Agüera–, por hermanos y devotos y por una preciosa estampa de mujeres ataviadas con mantillas blancas. Una imagen que no es inusual pero que la hermandad, en palabras del presidente de la junta rectora, Francisco Cano, pretende que se implante en sucesivas procesiones.

Y entonces «la morena del pelo largo» se dirigió hacia la calle Manuel Clavijo, donde le esperaba una preciosa petalada que, más allá de la belleza en sí del momento, escondía un fin mucho más emotivo: un homenaje a Carmen de Jesús Gutiérrez, una joven vecina de La Algaba recién trasplantada de hígado con éxito y cuya devoción por la Virgen es de sobra conocida.

El recorrido, con sus muchos rincones y secretos, continuó con la pureza del fervor de los algabeños, que vivieron con total emoción la llegada a la plaza de España, donde la Purísima, con su melena –de pelo natural y donado– ya llena de flores, caminó sobre la alfombra de sal que la noche antes habían realizado los grupos jóvenes de todas las hermandades, al son de Suspiros de España y Sones macarenos.

El resto de la procesión, que llevaron con gran profesionalidad los capataces Pedro Piñero y Manuel Félix, junto a sus auxiliares y la cuadrilla de costaleros, se desarrolló con total normalidad hasta su recogida a eso de las dos de la tarde.