Los manchoneros que inventaron ‘La Unión’

Los Palacios y Villafranca celebra el 180 aniversario del momento en el que sus vecinos olvidaron sus diferencias

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
01 may 2016 / 20:37 h - Actualizado: 01 may 2016 / 20:46 h.
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  • Fuente de la localidad que representa la unión de Los Palacios y Villafranca de la Marisma. / Á.R.
    Fuente de la localidad que representa la unión de Los Palacios y Villafranca de la Marisma. / Á.R.

El concepto político y sociológico de La Unión se liga hoy inconscientemente a Europa, que supo encontrar en él una herramienta necesaria para un continente arruinado tras la II Guerra Mundial. Pero casi un siglo antes, en 1835, lo esgrimieron muchos municipios españoles que tras el devastador reinado de Fernando VII se acogieron a un decreto de la regente María Cristina para unir ayuntamientos separados cuyos vecinos andaban, trabajaban y se enamoraban por las mismas calles. Algo parecido a esa intentona fallida del Gobierno actual de unir consistorios de pueblos pequeños para hacer frente a la crisis. En Los Palacios y Villafranca –que al menos desde el siglo XVI se llamaban por separado Villafranca de la Marisma y Los Palacios– no solo pidieron aquella fusión, conseguida en 1836, sino que la llevaron a gala en un escudo municipal único que está protagonizado por el pueblo mismo, representado en forma de dos vecinos, uno procedente de la villa propiedad del Ducado de Arcos y otro que viste más humilde, como los rudos campesinos de Villafranca de la Marisma. Aunque desde 1864, por error en la reproducción del original, el icono de ambos hombres los representa dándose un apretón de manos, investigaciones recientes del archivero municipal Julio Mayo confirman que en la estampa primitiva no se daban la mano, sino un abrazo; o sea, más unión aún para dos pueblos hechos uno cuyo único Ayuntamiento desde hace 180 años celebra ahora la efeméride con un calendario de actos hasta 2017 que se inauguró la semana pasada con un acto solemne en el teatro municipal y en el que se le concedió un galardón extraordinario a la Escolanía que lleva a gala el nombre del pueblo desde 2001 por toda la geografía nacional.

El Consistorio pide a la Junta de Andalucía y a la Diputación provincial que otorguen sus respectivas Medallas de Oro a una coral cuyo fundador, Enrique Cabello, sacó de la nada y hoy es referente no solo en el sevillano teatro Maestranza, sino en ciudades de toda Europa como Brujas, Ámsterdam, Roma o Viena. La Escolanía palaciega, compuesta por 80 chiquillos del pueblo, simboliza tal vez mejor que ninguna otra institución ese carácter de la Unión que en este pueblo es más que un eslogan y que a los políticos de la Corporación les sirve tantas veces para achacarse mutuamente miopías cuando escenifican diferencias insalvables.

Los Palacios surgió como aldea arracimada sobre un castillo del rey Pedro I El Cruel sobre una tímida atalaya de estos contornos llanísimos. Villafranca de la Marisma, a su alrededor, pertenecía a la ciudad de Sevilla y ostentó muy pronto no solo su moderna libertad frente a quienes eran siervos de un duque, sino la igualdad social materializada en pequeños manchones de tierra que daban el sustento más democrático que se conocía entonces a un millar de familias. No obstante, los vecinos de Villafranca aspiraban a oír misa en la parroquia de Santa María la Blanca, de Los Palacios, y muchas veces no lo conseguían, o bien por el torrente de agua que desbordaba el arroyo de La Raya en la actual Plaza de España o bien porque con aquellos harapos propios de manchoneros no eran bien recibidos en la única casa de Dios con permiso para comulgar, según recuerda el cronista de la villa, Antonio Cruzado en el libro que desde su primera edición de 1975 ha sido una referencia para entender la idiosincrasia local: Evolución histórica de Los Palacios y Villafranca.

Un calendario histórico

Ya a finales del siglo XX, cuando la economía agrícola de este pueblo dual entre la marisma y la campiña se enorgullecía de ser despensa sabrosa de la provincia merced a sus tomates y sandías, se terminó con otra raya un tanto divisoria como era la General, la carretera N-IV como travesía. La construcción de la circunvalación la transformó en la Avenida de todos los vecinos.

El año promete, aunque el calendario conmemorativo sigue abierto a propuestas de instituciones y centros educativos. En junio, una conferencia al alimón entre Julio Mayo y Antonio Cruzado recordará el proceso histórico de La Unión. En octubre, un pleno recreará aquella formalización con la asistencia de organismos autonómicos y nacionales. En noviembre, Casa Moral acogerá una gala literario musical. La próxima Cabalgata de Reyes contará con una carroza conmemorativa del evento, y en febrero se inaugurará un mural monumental en el lateral del Ayuntamiento. En marzo, se expondrán documentos del archivo municipal que estuvieron a punto de desaparecer en aquel incendio de 2013 y que la unión de tantos salvó de las llamas y del agua. Y de la desmemoria