El Instituto de Enseñanza Secundaria Palomares se ha quedado chico de la cantidad de alumnos que alberga. La solución, para que quepan todos, por parte de la Administración fue instalar unas caracolas a modo de aulas suplementarias y a la espera de una ampliación que nunca llega. El problema de estas caracolas es que están en el patio del colegio, lo que hace que los alumnos no tengan apenas espacio de esparcimiento en el recreo ni para realizar la clase de educación física.
El AMPA Ulloa ha recogido en su página web, algunos de los comentarios que hacen los propios alumnos sobre la situación que van a vivir de cara al curso 2020/2021 que contará con más limitaciones debido al coronavirus.
«Además de quitar espacio las lámparas se caen, el agua se cuela, cuando llueve nos mojamos al pasar, estamos más apretados, nos tenemos que empujar para pasar por el pequeño pasillo y en el suelo se hacen huecos». «Son poco espaciosas, sosas y cutres». «La acústica no es buena». «Cuando hay viento la puerta hace ruido, vibra y hay que poner un papel».
Actualmente hay 550 alumnos en un centro construido para albergar a 360. El curso que viene serán más de 600 y hay que sumarle el distanciamiento social. «¿De verdad nuestros hijos tienen que sufrir las consecuencias de la mala gestión y planificación de los organismos competentes en educación? Vamos a estar como sardinas en lata»