Un hechizo de versos en arte mayor

La Sala Maga del Centro Cultural de la Villa acogió este viernes el VIII Encuentro Poético, la puesta en valor de la poesía como género en La Estación de las Letras de La Rinconada

15 abr 2023 / 12:50 h - Actualizado: 15 abr 2023 / 12:53 h.
"Estación de las Letras"
  • Elenco de poetas participantes en el VIII Encuentro, acompañados por la moderadora del acto, Miriam Nisa, y la delegada de Cultura, Raquel Vega (ambas en el centro) (Foto: Francisco J. Domínguez)
    Elenco de poetas participantes en el VIII Encuentro, acompañados por la moderadora del acto, Miriam Nisa, y la delegada de Cultura, Raquel Vega (ambas en el centro) (Foto: Francisco J. Domínguez)

La Sala Maga del Centro Cultural de La Villa de La Rinconada hace honor a su nombre. Al abrigo de sus paredes surge la magia, siendo el propio espacio el maestro de ceremonias que crea arte, belleza y cultura. Ya sea mediante la pintura, la música o, en el caso de este viernes pasado, las letras. Y en concreto, la poesía. En una cita más que asentada, el Encuentro Poético, que sumó ayer su octava edición. Y que sin más añadidos que las notas salidas de un piano y los versos declamados por sus autores, hizo magia en esta Estación de las Letras de La Rinconada.

La poesía es un – gustoso – compromiso municipal. No es un género que se tome a la ligera, ni de segunda fila. Grandes poetas han pasado a lo largo de los diez años que cumple esta feria del libro, haciendo parada en ella en esta ocasión Luis García Montero el próximo 2 de mayo. La poesía es un arte mayor, el de los versos de más extensión de los octosílabos y el de la capacidad creativa en mayúsculas de los que perciben, escriben y se expresan en pares rimados. Por eso la poesía merece un día propio, un espacio propio y un encuentro que le da la grandeza necesaria que la poesía merece.

Un hechizo de versos en arte mayor
La poeta Miriam Nisa, facilitadora y organizadora de estos encuentros poéticos (Foto: Francisco J. Domínguez)

Nueve poetas participaron en este octavo Encuentro

En este caso, y por obra y gracia de la Sala Maga, el encuentro fue un hechizo de rimas y versos, expresión del sentimiento y del corazón, en el que fueron nueve – con una inesperada ausencia de última hora – los autores invitados, comandados por la poetisa Miriam Nisa. Facilitadora de este Encuentro, Nisa conformó un elenco variado, múltiple y coral. Mujeres y hombres de distinta edad, con distinta sonoridad, pero con una expresión unánime nacida de la métrica y la palabra justa de la rima precisa.

Cada uno de los participantes trajo a este encuentro una selección de tres poemas de especial significante o significado. Compartiendo voz y sentimiento con ellos y ellas, aderezaba el piano de David Postigo el recitado. Junto a la obertura y al finale, piezas de sensibilidad exquisita con las que abrió y cerró el acto, Postigo ofreció un recital nacido de la inspiración automática que los versos de cada literato le producían. Consiguió así crear una atmósfera efímera, única e irrepetible de intimidad, cercanía y belleza, haciendo que las notas rimasen con los versos, que parecían fluir escritos en pentagramas.

Un hechizo de versos en arte mayor
El Pianista David Postigo acompañó con su música a los poetas participantes en sus respectivas intervenciones (Foto: Francisco J. Domínguez)

Poesía joven, sensible, metafórica y experimentada

El primer conjuro de este hechizo comunitario lo emprendió Macarena Gálvez Maldonado. Los tres poemas con los que se presentó fueron reflejo de una poesía joven, pero no por ello falta de madurez y resonancia. Tomás Sánchez Rubio, poeta incluido en la nómina de autores del Centro Andaluz de las Letras, habló a los amigos, a los maestros que han contribuido a ser lo que es y a las fotografías que narran historias pasadas desde los álbumes, a través de su estilo de “poesía muy narrativa”, como él mismo definió.

En Álvaro Prieto Rivas los versos fueron los raíles sobre los que viajó una poesía plena de imágenes y metáforas, de palabra precisa sobrepuesta a las dificultades expresadas por el propio autor, de una mayúscula sensibilidad vestida de aspereza. Tomó el relevo la voz penetrante y la dicción perfecta de AboroJuan, seudónimo de Juan Martínez Iglesias. Con ese vehículo sus tres poemas – uno dedicado a la propia poesía, el dedicado a la observación a lo largo de la vida y un último al tren – se colaron directamente en el alma del público.

Pepi Bobis, miembro también del Centro Andaluz de las Letras, dejó el impacto del recuerdo a su abuela en un poema en el que relató su dedicación de acompañar a las personas en su tránsito a la otra vida.

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Isabel Martín cantó con la guitarra dos poemas (Foto: Francisco J. Domínguez)

Pasado ya el ecuador de una tarde vibrante, Isabel Martín Salinas se fusionó con su guitarra para declamar, canto y poema siendo unos, la historia de su padre y un amor de viudedad no entendido en su momento. Con hondura, precisa y breve, amplia y resonante de significado, tomó el atril Ana Isabel Alvea Sánchez, que regaló tres poemas escuetos de forma y de extensión, pero que demostraron que en la poesía dice más la palabra exacta que la longitud.

La rinconera Irene Olivero volvió a participar en este Encuentro

Llegó a continuación el turno de la rinconera Irene Olivero. Si en su primera participación en este Encuentro, en la pasada edición, desgranó ‘Los girasoles también miran a la luna’, su primer poemario, aprovechó esta octava edición para hablar de la primavera, de sí misma y un poema sobre amor sin título, escritos en el móvil tal y como le vino la inspiración, y que acumula en notas digitales a la espera de una próxima publicación.

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La poetisa rinconera Irene Olivero llevó tres poemas inéditos en esta segunda participación en los encuentros poéticos (Foto: Francisco J. Domínguez)

María Dolores Almeyda cerró la ronda con tres poemas sin título de un poemario inédito escrito durante “la clausura” de la pandemia, que destilaban un amargor y una incertidumbre que hoy asombran y aterran casi a partes iguales.

Volvió de nuevo a tomar la guitarra Isabel Martín, para rimar y cantar en esta ocasión al río Tajo, ya tornado en Tejo para morir en Lisboa. Y desde allí, con melancolía de fado portugués y ecos del ‘Moon River’ que Audrey Hepburn desgranaba desde las cuerdas en ‘Desayuno con diamantes’, hizo poesía cantando – como Juan Ramón Jiménez al mismo y distinto mar – “oh, río, agua y tiempo no volverán / oh, río, agua y tiempo se van / oh, río, no es posible volver atrás”.

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La Sala Maga hizo pleno para vibrar con el VIII Encuentro Poético (Foto: Francisco J. Domínguez)

Puestas las bases, el hechizo ya estaba hecho. Por eso Miriam Nisa, que acostumbra a cerrar el Encuentro con versos de su autoría, optó por dejar que continuara resonando el alma de los 9 poetas para cerrar esta cita. Corroborando que no hacen falta artificios para acercar la poesía y asentarla como un arte mayor.