Acabamos de renovar los abonos para los conciertos de nuestra Orquesta. Y lo venimos haciendo, algunos de nosotros desde el año 1991 de su creación. Antes, habíamos tratado de facilitar su estancia en Sevilla a los profesores que iban a venir de fuera. Quizás algunos de ellos lo recuerden. Después... 27 años de fidelidad. Fidelidad a todos sus conciertos programados, también a los de Cámara. ¿Significa eso amor a nuestra ROSS o solo la quieren los que le regalan los oídos? Porque nosotros a veces se los hemos regalado y otras no. ¿El que critica no ama o es que se preocupa por los que ama?
Bueno, pues no nos ha gustado el gesto de su director de abandonar el podio en su concierto nº 15 porque le ha salido otro en Baviera que no podía despreciar. ¿No es esto falta de respeto a los abonados de aquí? Por otra parte, lo que nos ha pasado a los que sacamos nuestra entrada para el concierto extraordinario último de los domingos por la mañana o de los conciertos fracasados de los viernes y sábados por la noche en el Turina, creemos que hubiese merecido alguna otra solución. Y también pensamos que, quizá, tendríamos derecho a ciertas informaciones, como cuántos nuevos patrocinios ha conseguido su consejero delegado.
No reclamamos nada. Pero nos gustaría que, alguna vez, contasen con nosotros. Podríamos ayudarles a evitar equivocaciones. Aunque no lo adviertan, su mayor riqueza son los abonados, los fieles de la ROSS. No nos hagan recordar que hay una Ley de Transparencia. ¡Quiérannos! Nosotros no somos de esos amores que matan.