El centro de sordociegos lanza un SOS para garantizar su viabilidad

Precisa 73.000 euros para cuadrar sus cuentas y evitar la quiebra

02 dic 2015 / 18:35 h - Actualizado: 03 dic 2015 / 09:09 h.
"Local"
  • Los sordociegos reciben una terapia específica para mejorar su autonomía. / El Correo
    Los sordociegos reciben una terapia específica para mejorar su autonomía. / El Correo

Ni ven ni oyen. Su grado de aislamiento con el exterior es tan profundo que pueden estar en una habitación rodeados de personas y no percatarse de que hay alguien a su lado si no se les toca. Difícilmente saben comunicar si les duele algo o si tienen frío o calor y, lo que es peor aún, tampoco aciertan a expresar sus sentimientos más primarios: si están tristes, si echan de menos a alguien... A pesar de todo, las personas que padecen sordoceguera, una discapacidad «única» por la incomunicación que conlleva, «pueden ser felices». Así lo cree a pies juntillas Dolores Romero, la directora del centro de sordociegos Santa Ángela de la Cruz, el único en toda España de estas características y cuya delicada situación económica pone en peligro su viabilidad.

Esta institución, inaugurada por la Reina Sofía en octubre de 2010, atiende en la actualidad a 35 personas sordociegas, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 30 años, en unas instalaciones levantadas en Salteras sobre una propiedad cedida por el Arzobispado. «Cada año que vamos consiguiendo salir adelante es un milagro», apunta la directora del centro que, junto a su marido Juan Carlos –ambos padres de una niña sordociega–, fundaron la Asociación Española de Familias de Personas con Sordoceguera (Apascide) e iniciaron esta «hermosa obra de caridad», en palabras del propio papa Francisco, que en una reciente carta ha mostrado su apoyo a esta asociación.

El elevado coste de funcionamiento del centro –que en este 2015 rondará 1,4 millones de euros– y la escasez de ayuda de las administraciones en esta época de crisis han puesto en jaque su viabilidad, de ahí que hasta el mismo arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, haya dedicado una de sus recientes cartas pastorales a reclamar la ayuda de todas las personas de buena voluntad a esta institución.

La sordoceguera es una discapacidad que requiere mucho personal especializado, ya que las personas que la padecen reciben la mayor parte de la información y la comunicación a través del tacto. A decir del arzobispo, «son los más pobres entre los pobres, pues están totalmente desconectados del mundo exterior y necesitan de un mediador en exclusiva casi día y noche». De hecho, en sus instalaciones trabajan 42 profesionales asistiendo directamente a los 35 usuarios del centro, que funciona tanto como unidad de día como residencia para jóvenes y adultos con sordoceguera.

Faltan 73.000 euros

Para cuadrar las cuentas del centro en este 2015 y evitar la quiebra es necesario conseguir de manera urgente a través de donativos 73.000 euros. «Cada año hemos ido consiguiendo cuadrar el presupuesto de forma milagrosa», asegura la directora. «Hace falta mucho más dinero del que está concertado», dice. Y a veces la «providencia de Dios» ha llegado incluso en forma de golpe de fortuna: «En un par de ocasiones nos ha tocado la pedrea y el reintegro de la lotería que jugamos en el centro y ha habido gente que no ha querido cobrar, lo que ha supuesto una buena inyección económica».

«Para primeros de marzo, la Junta de Andalucía se ha comprometido a ampliar en cinco el número de plazas de la residencia». El concierto de estas plazas cubre casi dos terceras del presupuesto de funcionamiento del centro. El resto se ha de conseguir a través de los donativos que aportan particulares, empresas, las familias de los usuarios, «que contribuimos con más de lo que se nos pide por ley», y el club de amigos del centro Santa Ángela de la Cruz, que reúne a unas 250 personas. «Si no tuviera la confianza que tengo en Dios, no podría tirar de esto», concluye la directora, Dolores Romero, cuya hija sordociega, Inés, de 27 años, «es el motor del centro».