Nos quedamos la semana pasada en que los precios estaban subiendo hasta ponernos a todos ajogaos, pero lo que más está subiendo en esta España es la recaudación de Hacienda desde que en enero Fernández Ordóñez se inventó el IRPF y los impuestos sobre el Patrimonio y las Sucesiones, todos los cuales son nuevos de este bendito año 78, y rehizo, además , toda la estructura de los impuestos indirectos hasta conseguir, entre unos y otros, que esa recaudación suba un 55 por ciento cada mes: en mi archivo tengo un recorte de febrero de 2013 del periódico La Nueva España de Oviedo en el que entrevistan a Alfonso Gota, alto cargo durante 40 años en Hacienda, el cual declara: «El salto brutal de contribuyentes y de recaudación en España fue en 1978 con las reformas de Fernández Ordóñez: todos pasamos a ser contribuyentes (antes no lo eran ni la cuarta parte de la mitad) y todos empezamos a pagar de lo lindo: ese año empezó lo que podría titularse como nuestro periódico –es decir, el suyo, el de Oviedo– una nueva España».
Los españoles, sin espíritu tributario
Volviendo a nuestro agosto del 78, incluso el día 1, Fernández Ordóñez les dijo a unos inversores extranjeros en Málaga: necesitamos que el pueblo español tenga espíritu tributario europeo; los inversores escuchaban encantados pero, oiga Vd., don Francisco: nosotros, el pueblo, no pagamos con el espíritu, nosotros pagamos con el bolsillo, y más de 8 de cada 10 españoles, hasta que empiecen a llegar las ayudas europeas –que es lo que nos sacará de la espiral muchísimos más gastos que ingresos– lo tenemos más que arrugao.
El brutal asalto fiscal ha hecho pensar al decano de los Colegios de Abogados de España, Pedrol Rius, hombre avanzado desde mediados de los 60 pero siempre sensato y dispuesto a recoger las riendas cuando las cosas se encabritan. Le ha hecho pensar, decíamos, y se ha opuesto taxativamente a la creación del delito fiscal hasta que la situación se normalice (el agobio de Fernández Ordóñez sobre todos nosotros es tal que quizá Pedrol Rius se haya acordado de aquella sabia frase de Sun Tzu: al oponente –en este caso, el contribuyente, nosotros– déjale siempre una salida. Si lo acosas por los cuatro costados no harás más que despertar su furia y serás tú el que saldrás perdiendo).
Como muestra un botón: Carrillo ha pagado a Hacienda 229.000 ptas.; de diputado gana 314.000, el sueldo que le tiene puesto el PCE es de 20.000 pesetas/mes, y a eso ha añadido, honradamente, todo lo que ha cobrado por sus conferencias y por las ganancias de su libro sobre el Eurocomunismo; ¡pobre Carrillo!: ahí está, en un sencillo piso estilo Políngano sin ningún casoplón que llevar al Registro.
El paro crece un 20 por ciento por semestre
Respecto al paro la noticia es que creció un 20 por ciento en el primer semestre y que ya estamos muy cerca del millón; no obstante, nos estamos volviendo civilizados y tanto el Ministerio de Trabajo como el INE (Instituto Nacional de Estadística) nos informan que cada vez son menos los conflictos salvajes y sin cumplir ninguna norma y más las que siguen la reciente ley de 1977 (es decir, preconstitucional, que, increíblemente, es la que sigue vigente 41 años después , en 2018, en un mundo absolutamente distinto).
Los casos que les podría narrar en este tema son incontables; es España el país con más huelgas del mundo, y vamos en progresión; en el 77 perdimos en huelgas 1,66 jornadas /trabajador; en el primer semestre de este 78 vamos ya por 4 jornadas perdidas por cada uno de nosotros, ¡y todavía queda casi medio año, todavía queda el otoño caliente!
Valgan como ejemplo los 200 maestros que llevan días y días encerrados en la Delegación del Ministerio porque aprobaron las oposiciones pero están sin plaza porque el Gobierno –es verdad que está con más trabajo de la cuenta, desde redactar la Constitución y resistir a ETA hasta intentar entrar en el mercado común y ver cómo organiza las mesas electorales de los pueblos– no ha tenido tiempo de construir más escuelas para la afluencia de éxodo rural que sigue presentándose en las ciudades.
Y valga también de ejemplo el caso del encierro que los de Recalux han hecho en la Giralda, encierro que supongo el más incómodo de la historia, rampa arriba y rampa abajo, porque no cobran desde hace meses y todos los indicios son de que va a cerrar la empresa. La cuestión es que, llegaban los turistas y se encontraban uno de los monumentos–símbolo de España repleto de huelguistas, y la noticia llegó a conocimiento del mundo entero y Recalux ha buscado dinero de debajo de las piedras y ha pagado a sus obreros y, de momento, la actividad industrial ha vuelto a su cauce.
Tan mala es la situación laboral que Felipe González la califica de explosiva, y Carrillo dice que el campo andaluz es un polvorín que puede acabar con la democracia: nuestro principal peligro para el futuro no es ETA, es ese polvorín, expresión esta de polvorín que ya empleó el Subsecretario de las regiones Montes de Oca, el ayudante de Clavero, cuando estábamos en Cádiz a finales de mayo inaugurando la Junta: hay que tomar medidas urgentes, sobre todo en esta zona de Cádiz que es un verdadero polvorín.
El ‘pograma’: itinerarios de las manifestaciones
Y si huelgas hay por todos sitios, de manifestaciones no quiero ni hablarles: tantas son que el día 6 titulamos un comentario Ni un día sin manifestación; dice el comentario: «al paso que vamos no sólo vamos a tener ocupados todos los días de todos los meses del año sino que habrá que hacer un pograma como el de las cofradías, con unos itinerarios y a horas distintas para que los medios de comunicación podamos atenderlas todas».
«No tengo nada contra ellas –sigue nuestro compañero– estoy de acuerdo con lo que le respondió un manifestante a un policía cuando este le dijo basta ya de alterar el orden; el manifestante respondió que muchísimas más son las alteraciones del orden que se producen en las mesas de los Consejos de Administración. Y es que es difícil no manifestarse cuando el hambre apremia o cuando el salario que empiezan a darle a uno no llega para cubrir las necesidades de tus hijos».
Respecto al campo, una página entera tenemos dedicada al tema cada día, todo a base de breves: Se acabó el dinero en Constantina, han llegado tres millones para las Navas de la Concepción, (tres días después) llega empleo comunitario por cinco millones a Constantina, se ha acabado el trabajo en Lora del Río..., y así todos los días.
El comunitario: a Arahal, 5’6 millones, a Rinconada, 1,1
De cuando en cuando llega un monto para todos los de la provincia, como ha sucedido el día 8: 210 millones, y viene la lista de lo que le toca a cada uno, desde Arahal –el que más– que recibe 5,6 millones, a Almensilla, el que menos, 301.000 ptas., pasando por el término medio que pueden ser Rinconada con 1,1 millones, o Puebla del Río, 1,7 millones para la construcción de nueve módulos de viviendas mínimas (sic), y así van tirando nuestros pueblos.
De cuando en cuando, en este tema de la economía, el paro y el trabajo surge una noticia que nos hace pensar que una verdadera autonomía sería viable, sin tener que depender de las demás regiones: tres hermanos han puesto una fábrica de coches en Chipiona.
Si los capítulos de precios, impuestos, paro, huelga y manifestaciones han sido abundantes, el que viene ahora de los robos, hurtos y demás familia es para no parar de contarles en un libro de muchas–muchas páginas. Empecemos porque ya es conocida Sevilla, desgraciadamente, como la capital de la delincuencia, afirmación que corre paralela a la de la ciudad más bonita del mundo hasta el punto de que, a pesar de que raro es el extranjero que no se va de aquí sin el coche arreglado o sin bolso que ponerse en el brazo, lo cierto es que no dejan de venir siguiendo la segunda aseveración, y es que ninguno que tenga posibles se resiste a recorrer nuestras Catedral, el Alcázar, el Parque y un largo etcétera.
Y, como en todos los temas de lo que fue esta semana de agosto de 1978, como muestra un botón, un día cualquiera.
Nueve coches desvalijados, 1’2 millones
Titular: Robos en nueve coches, siete de ellos de extranjeros. Subtítulo: de cada uno se llevaron efectos valorados entre 70–330.000 ptas.; texto: del de una francesa, 330.000, aparcado en Águilas; del de un Israelí, 184000, estaba en Varflora; del de una japonesa, 152000, en Reyes Católicos; de los de dos alemanes en Temprado, 150.000 y 140.000, respectivamente; del de un francés en Adriano, 140.000; del español Federico Raya, de la puerta del Hotel Los Lebreros, 70.000, y de otro español, Eugenio Torres, 140.000, de la Glorieta del Cid, que es en este 1978 (y lo ha sido hasta 2000) un inmenso aparcamiento.
Siete extranjeros de coches, como ven, a los que hay que añadir que de los tirones de este día, dos también fueron a ellos: a un francés, el tirón fue por el Paseo de Colón; llevaba en el bolso 10.000 pesetas y 2.000 francos, y a un francesa que paseaba por el Parque, 9.000 pesetas y 1.000 francos, de todos los cuales, perjudicados en coches y bolsos, damos detalles de sus nombres y circunstancias. Al día siguiente, el titular es 500.000 pesetas de seis coches, dos de ellos de extranjeros: al de un holandés aparcado junto a la Catedral, efectos por 80.000 pesetas, y al de un marroquí que le dan un tirón cuando él estaba dentro, junto al Puesto de los Monos, 35.000 francos, a los que se añaden tres españoles aparcados en el centro y uno en Palos de Moguer por 85.000, 35.000, 75.000 y 70.000, respectivamente.
Todo este pisoteo al turismo está siendo tan demencial que Francisco Vélez Nieto, que fue poético articulista literario nuestro y ha devenido duro secretario de Prensa de UGT–Sevilla, como nos regala de cuando en cuando alguna acertada colaboración, titula la de esta semana El turismo, los tirones y Sevilla.
Por la misma cantidad aproximada son los robos en establecimientos mediante rotura de ventanas, reventar persianas metálicas, asaltar cerraduras, etc., etc.; sirvan como ejemplos los que sufrieron la mercería de Fr. Isidoro de Sevilla, n.7, de donde se llevaron géneros por 80.000 ptas., y la tienda de tejidos de Mulilleros n. 67 por 148.000.
Policía francés se queda sin bolso: millón y medio
El récord sevillano de esta semana es el de un policía francés que estaba paseando por el Puente de San Telmo con un bolso en bandolera en el que llevaba más de un millón de pesetas, muy seguro él en su augusto porte de sentirse policía y nada menos que de la Francia, pero llegó por detrás un amotillo y ¡zas!, que se quedó sin bolso; luego el buen hombre (el buen policía) les alzaba la voz, dicho suavemente, a sus colegas en Comisaría pero ¿qué se le va a hacer, colega?, le respondían en medio franchute: es Sevilla, y la situación económica está así, qué le vamos a hacer.
Para colmo tuvo, rápidamente, que ausentarse de nuestra ciudad y seguir su camino dejando puesta la denuncia, para que quede constancia, y para ver si tiene suerte.
Y es que la vida está muy difícil, fueron años dificilísimos aquellos, ¡no se lo pueden imaginar los jóvenes de 2018!: era llegar a casa, hundirte en la silla del comedor y al final tener que decirle a la parienta, que me han echado del trabajo, que han cerrado la empresa, y ella, pues ya no hay ná en la nevera, y ha venido el de la luz que nos da cinco días, y los niños que dentro de poco al Colegio, y etc. etc. (fue como cuando en 2008–2012, los últimos tiempos de Zapatero y siguientes, pero sin pensiones medio decentes de los abuelos que entre estos 2.000 taparon los principales huecos, y sin que Cáritas, la bendita Cáritas, hubiera tenido tiempo de hacer el rodaje hacia la nueva sociedad y sus crisis mastodónticas y se encontraba todavía –evidentemente, sin ninguna culpa por su parte– sin el organigrama perfectamente estructurado que ha llegado a tener desde hace ahora 10 años: fueron años terribles aquellos de finales de los 70, verdaderamente ominosos.
Y no era en La Línea y por el millonario tráfico de drogas por lo que se apedreaba violentamente a la policía; era por unos simples hurtillos para unos platos de lentejas cuando se presentaban de redada en pleno Cerro o en Federico Mayo Gayarre: todo terrible... y muy triste, pero hay que afrontarlo, e históricamente es mejor conocerlo, para que no se repita.